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Encuentro Con Nibiru
Danilo Clementoni
Danilo Clementoni
Encuentro con Nibiru
Las aventuras de Azakis y Petri
Titulo original:
Incrocio con Nibiru
Le avventure di Azakis e Petri
Traducido por: MarГѓВa Acosta
Editor: Tektime
Este libro es una obra producto de la fantasГѓВa. Nombres, personajes, lugares y organizaciones citados son fruto de la imaginaciГѓВіn del autor y su objetivo es dar verosimilitud a la narraciГѓВіn. Cualquier parecido con hechos o personas reales, vivas o difuntas, es pura coincidencia.
Encuentro con Nibiru
Copyright © 2015 Danilo Clementoni
1ª edición (en italiano): febrero 2015
Editado e impreso por el autor
Facebook: www.facebook.com/incrocioconnibiru (http://www.facebook.com/incrocioconnibiru) (en italiano)
Blog: dclementoni.blogspot.it
e-mail: d.clementoni@gmail.com (mailto:d.clementoni@gmail.com)
Derechos reservados. Ninguna parte de esta publicaciГѓВіn podrГѓВЎ ser reproducida de ninguna manera, incluso por cualquier tipo de sistema mecГѓВЎnico y/o electrГѓВіnico sin la autorizaciГѓВіn expresa y escrita del editor, a excepciГѓВіn de algunos pequeГѓВ±os pasajes a efectos de ilustrar reseГѓВ±as o recensiones.
Este es el segundo volumen de la serie
Las aventuras de Azakis y Petri
Con el fin de disfrutar completamente esta apasionante aventura, antes de comenzar la lectura de esta novela recomendarГѓВa la lectura del primer tomo titulado
El Retorno
(Nota del Autor)
A mi mujer y mi hijo por la paciencia que han tenido conmigo y por todas las valiosas sugerencias que han aportado, contribuyendo de esta manera, ya sea a mi mismo como a esta novela.
Agradezco en particular a todos mis amigos el que me hayan confortado e incitado a seguir hasta finalizar este trabajo que, quizГѓВЎs, sin ellos no habrГѓВa visto jamГѓВЎs la luz.
ГѓВЌndice
IntroducciГѓВіn (#u75748aa6-a430-5969-8e48-3bc38761b224)
PrГѓВіlogo (#u72598411-c714-5897-8a2d-eceef2afc266)
Astronave Theos (#uba05b016-119e-5d03-9f93-50700e63b7ec)
Tell el-Mukayyar – La fuga (#u1ad44351-fe4d-5713-b0c0-aa3c9b5ce2b4)
Astronave Theos – El superfluido (#u0f46ef30-4bd8-54ce-a5e5-9381774b735d)
Base aérea Camp Adder – La evasión (#udb243a6c-5735-5c19-aecc-3d093325a37a)
Astronave Theos – El plan de acción (#u3b4a9888-43e7-56c1-b758-ee3249db2c14)
New York – Isla de Manhattan (#u4de3c813-d828-56b7-85e9-166e7407afc5)
Astronave Theos– El regalo (#uebd590dd-ef52-5dcd-ba9f-9f76f618240f)
Nasiriya – La cena (#u1573492e-7a32-5a31-b2a0-529248dcb72e)
Astronave Theos – El almirante (#u705921d9-4a68-5623-a6f1-c58aa66b8551)
Nasiriya – La emboscada (#u1358359f-c9ee-512c-83c3-c415aa01986c)
Astronave Theos – El Presidente (#u1203708c-a11f-59ee-afbb-462c97c0e3be)
Nasiriya – Hisham (#litres_trial_promo)
Astronave Theos – El regreso a la Tierra (#litres_trial_promo)
Nibiru – Los preparativos (#litres_trial_promo)
Tell el-Mukayyar – La trampa (#litres_trial_promo)
Nevada – Área 51 (#litres_trial_promo)
Nibiru – La prueba (#litres_trial_promo)
Tell el-Mukayyar – Malas noticias (#litres_trial_promo)
Área 51 – El contacto (#litres_trial_promo)
Nibiru – La partida (#litres_trial_promo)
Tell el-Mukayyar – El mensaje (#litres_trial_promo)
Área 51 – Contramedidas (#litres_trial_promo)
Theos-2 – Contacto con la Tierra (#litres_trial_promo)
Tell el-Mukayyar – El accidente (#litres_trial_promo)
Área 51 – La base secreta (#litres_trial_promo)
Tell el-Mukayyar – El gatito (#litres_trial_promo)
Theos-2 – El asteroide (#litres_trial_promo)
Área 51 – Las revelaciones tecnológicas (#litres_trial_promo)
Nasiriya – Los Shani (#litres_trial_promo)
Theos-2 – Los cálculos (#litres_trial_promo)
Área 51 – Las coordenadas (#litres_trial_promo)
Nasiriya – Regreso al campamento (#litres_trial_promo)
Theos-2 ГўВЂВ“ La averГѓВa (#litres_trial_promo)
Área 51 – El dinero (#litres_trial_promo)
Tell-el-Mukayyar – Regreso a la base (#litres_trial_promo)
Theos-2 – Un paseo por el espacio (#litres_trial_promo)
Área 51 – El proyecto (#litres_trial_promo)
Tell-el-Mukayyar – La captura (#litres_trial_promo)
Theos-2 – Las reparaciones (#litres_trial_promo)
Área 51 – La llamada desde la Theos-2 (#litres_trial_promo)
Boston – Hospital General de Massachussets (#litres_trial_promo)
Theos-2 – Hipótesis (#litres_trial_promo)
Área 51 – La esperanza (#litres_trial_promo)
Océano Atlántico – El rescate (#litres_trial_promo)
Theos-2 – El Plan “B” (#litres_trial_promo)
Área 51 – El acuerdo (#litres_trial_promo)
Astronave Theos – Las comprobaciones (#litres_trial_promo)
Área 51 – La confesión (#litres_trial_promo)
Theos-2 – Órbita terrestre (#litres_trial_promo)
Área 51 – La liberación (#litres_trial_promo)
Theos-2 – El punto “X” (#litres_trial_promo)
Área 51 – El control de la evacuación (#litres_trial_promo)
Theos-2 – Últimas comprobaciones (#litres_trial_promo)
Theos – Nuevas revelaciones (#litres_trial_promo)
Planeta Tierra – California (#litres_trial_promo)
Theos – Newark en acción (#litres_trial_promo)
Planeta Tierra – Las reacciones (#litres_trial_promo)
Órbita terrestre – Kodon (#litres_trial_promo)
Tell-el-Mukayyar – La despedida (#litres_trial_promo)
BibliografГѓВa en espaГѓВ±ol (#litres_trial_promo)
Note (#litres_trial_promo)
IntroducciГѓВіn
El decimosegundo planeta, Nibiru, (el planeta de transiciГѓВіn), como fue llamado por los sumerios o Marduk (el rey de los cielos) como lo rebautizaron los babilonios, es en realidad un cuerpo celeste que orbita en torno a nuestro sol durante un periodo de 3.600 aГѓВ±os. Su ГѓВіrbita es claramente elГѓВptica, retrГѓВіgrada (gira alrededor del sol en sentido contrario a todos los demГѓВЎs planetas) y estГѓВЎ muy inclinada respecto al plano de nuestro sistema solar.
Cada una de sus aproximaciones cГѓВclicas ha provocado casi siempre inmensas perturbaciones interplanetarias en nuestro sistema solar, tanto en las ГѓВіrbitas como en la conformaciГѓВіn misma de los planetas que formaban parte del mismo. Concretamente, fue justo en una de sus mГѓВЎs tumultuosas transiciones que el majestuoso planeta Tiamat, ubicado entre Marte y JГѓВєpiter, con una masa aproximada de nueve veces la de la actual Tierra, con abundante agua y con once satГѓВ©lites, fue devastado debido a un ГѓВ©pico choque. Una de las siete lunas que orbitaban alrededor de Nibiru golpeГѓВі al gigantesco Tiamat partiГѓВ©ndolo prГѓВЎcticamente por la mitad, obligando a cada una de las secciones a moverse en distintas ГѓВіrbitas. En la siguiente transiciГѓВіn (el segundo dГѓВa del GГѓВ©nesis), los restantes satГѓВ©lites de Nibiru completaron la obra destruyendo completamente una da las partes que se habГѓВan formado con el primer choque. Los detritos generados por las mГѓВєltiples colisiones crearon, en parte, lo que hoy conocemos como cinturГѓВіn de asteroides
o Brazalete Martillado, que era como lo llamaban los sumerios, y otra parte fue incorporada por los planetas vecinos. En concreto, fue JГѓВєpiter el que capturГѓВі la mayor parte de los detritos, aumentando de forma considerable su masa.
Los satГѓВ©lites artГѓВfices del desastre, incluyendo aquellos supervivientes del antiguo planeta Tiamat, en su mayor parte fueron lanzados hacia ГѓВіrbitas exteriores, formando lo que hoy conocemos como cometas; la parte superviviente a la segunda transiciГѓВіn consiguiГѓВі colocarse en una orbita entre Marte y Venus, llevГѓВЎndose consigo el ГѓВєltimo satГѓВ©lite y acabando por formar lo que hoy conocemos como Tierra, junto a su inseparable compaГѓВ±era la Luna.
. La cicatriz provocada por aquella colisiГѓВіn cГѓВіsmica, que habГѓВa tenido lugar aproximadamente hacГѓВa 4 millones de aГѓВ±os, todavГѓВa es parcialmente visible. La parte daГѓВ±ada del planeta estГѓВЎ actualmente cubierta por las aguas de lo que hoy llamamos OcГѓВ©ano PacГѓВfico. Ocupa un tercio de la superficie terrestre con una extensiГѓВіn de mГѓВЎs de 179 millones de kilГѓВіmetros cuadrados. En toda esta inmensa superficie no hay prГѓВЎcticamente masa terrestre, sГѓВіlo una gran depresiГѓВіn que se extiende hasta una profundidad que supera los diez kilГѓВіmetros.
Actualmente Nibiru posee una configuraciГѓВіn muy parecida a la de la Tierra. Las dos terceras partes de su superficie estГѓВЎn recubiertas de agua mientras que el resto estГѓВЎ ocupada por un ГѓВєnico continente que se extiende de norte a sur, con una superficie total de 100 millones de kilГѓВіmetros cuadrados. Algunos de sus habitantes, con cientos de miles de aГѓВ±os, aprovechando la aproximaciГѓВіn cГѓВclica de su planeta al nuestro, nos han visitado de manera sistemГѓВЎtica, influyendo en la cultura, los conocimientos, la tecnologГѓВa e incluso en la misma evoluciГѓВіn de la raza humana. Nuestros antepasados los han llamado de muchas maneras, pero quizГѓВЎs el nombre con el que han sido conocidos desde siempre haya sido ГўВЂВњDiosesГўВЂВќ
PrГѓВіlogo
Azakis y Petri, los dos simpГѓВЎticos e inseparables alienГѓВgenas protagonistas de esta aventura, han vuelto al planeta Tierra despuГѓВ©s de un aГѓВ±o (3.600 aГѓВ±os terrestres). Su misiГѓВіn era recuperar una valiosa carga que, a causa del mal funcionamiento de su sistema de transporte, se habГѓВan visto obligados a abandonar rГѓВЎpidamente en su anterior visita. Esta vez, en cambio, han encontrado una poblaciГѓВіn terrestre muy distinta con respecto a aquella que habГѓВan dejado. Usos, costumbres, cultura, tecnologГѓВa, sistemas de comunicaciГѓВіn, armamento, todo era diferente con respecto a lo que habГѓВan encontrado en la ГѓВєltima visita.
A su llegado se tropezaron con una pareja de terrestres: la doctora de arqueologГѓВa Elisa Hunter y el coronel Jack Hudson, que los han acogido con entusiasmo y, despuГѓВ©s de innumerables peripecias, los han ayudado a finalizar su delicada misiГѓВіn.
Aquello que sin embargo los dos alienГѓВgenas no habrГѓВan querido decir a sus nuevos amigos era que, su planeta natal Nibiru, se estaba acercando velozmente y que, al cabo de siete dГѓВas terrestres, chocarГѓВa con la ГѓВіrbita de la Tierra. SegГѓВєn el cГѓВЎlculo efectuado por los Ancianos, uno de sus siete satГѓВ©lites rozarГѓВa el planeta provocando una serie de alteraciones climГѓВЎticas comparables a aquellas que, en la transiciГѓВіn anterior, habГѓВan sido resumidos en un ГѓВєnico concepto: Diluvio Universal.
En la primera parte de la novela (El retorno ГўВЂВ“ Las aventuras de Azakis y Petri), los habГѓВamos dejado a los cuatro en el interior de su majestuosa astronave Theos y es desde este momento que retomamos la narraciГѓВіn de esta nueva y fantГѓВЎstica aventura.
Astronave Theos
En las ГѓВєltimas horas Elisa se habГѓВa visto sobrepasada por tal cantidad de informaciГѓВіn que ahora se sentГѓВa como una niГѓВ±a que se habГѓВa indigestado de cerezas. Aquellos dos extraГѓВ±os y simpГѓВЎticos personajes, aparecidos prГѓВЎcticamente de la nada, habГѓВan conseguido en poquГѓВsimo tiempo darle la vuelta a muchas de las verdades histГѓВіricas que ella y el resto del gГѓВ©nero humano habГѓВan dado por descontadas. Hechos, descubrimientos cientГѓВficos, creencias, ritos, religiones e incluso la evoluciГѓВіn del hombre estaban a punto de ser puestos del revГѓВ©s. La noticia del descubrimiento de que seres provenientes de otro planeta, desde el inicio de los tiempos, hubiesen manipulado y guiado con habilidad el desarrollo de la humanidad, tendrГѓВa sobre todos un efecto parecido al de la revelaciГѓВіn de que la Tierra no era plana sino redonda. Azakis y su querido amigo y compaГѓВ±ero de aventuras, Petri, permanecГѓВan inmГѓВіviles en el centro del puente de mando mientras que, con la mirada, intentaban seguir los movimientos de Elisa que, con las manos metidas en los bolsillos de los pantalones, daba vueltas por la habitaciГѓВіn, nerviosa, mientras balbucГѓВa palabras incomprensibles. Jack, por el contrario, se habГѓВa desplomado en una butaca y con las manos intentaba mantener erguida la cabeza que parecГѓВa haberse vuelto muy pesada improvisamente. Fue justo ГѓВ©l quien, despuГѓВ©s de unos minutos de interminable silencio, decidiГѓВі tomar las riendas de la situaciГѓВіn. Se levantГѓВі de repente y, volviГѓВ©ndose hacia los dos alienГѓВgenas, dijo con voz resuelta: «Si nos habГѓВ©is elegido para este trabajo tendrГѓВ©is vuestras motivos. SГѓВіlo puedo deciros que no os desilusionaremos.» DespuГѓВ©s mirГѓВі a Azakis a los ojos y preguntГѓВі con resoluciГѓВіn: «¿PodrГѓВais mostrarnos por medio de esa locura» e indicГѓВі con la mano la imagen virtual de la Tierra que todavГѓВa rotaba lentamente en el centro de la habitaciГѓВіn «una simulaciГѓВіn del acercamiento de vuestro planeta?». «NingГѓВєn problema», replicГѓВі al instante Azakis. Mediante su implante N^COM recuperГѓВі todos los cГѓВЎlculos hechos por los Ancianos e hizo que apareciese la representaciГѓВіn grГѓВЎfica delante de ellos.
«Esto es Nibiru» dijo indicando el planeta más grande. «Y estos son sus satélites de los que estábamos hablando.»
Alrededor del majestuoso planeta, siete cuerpos celestes, mucho mГѓВЎs pequeГѓВ±os, giraban velozmente a distancias y velocidades diferentes entre ellos. Azakis acercГѓВі el dedo ГѓВndice hacia el que estaba orbitando mГѓВЎs lejos de todos y lo agrandГѓВі hasta hacerlo tan alto como ГѓВ©l. DespuГѓВ©s dijo solemnemente, «SeГѓВ±ores, os presento a Kodon, el imponente amasijo rocoso que ha decidido causar unos cuantos problemas a vuestro amado planeta.»
«¿Cómo es de grande?» preguntó Elisa, mientras observaba curiosa aquel grumoso globo gris oscuro.
«Digamos que, por lo que respecta a su dimensiГѓВіn, es ligeramente mГѓВЎs pequeГѓВ±o que vuestra Luna pero casi duplica su masa.» Azakis hizo un gesto rГѓВЎpido con la mano y enfrente de ellos apareciГѓВі todo el sistema solar con los planetas que se movГѓВan lentamente en sus respectivas ГѓВіrbitas. Cada una de las trayectorias estaba representada por finas lГѓВneas de distintos colores.
«Esta» continuó Azakis, indicando una marca rojo oscura «es la trayectoria que Nibiru seguirá durante la fase de aproximación al Sol.» A continuación aceleró el movimiento del planeta hasta acercarlo a la Tierra y añadió «Y este es el punto donde las órbitas de los dos planetas se cruzarán.»
Los dos terrestres seguГѓВan maravillados, pero con mucha atenciГѓВіn, la explicaciГѓВіn que Azakis les estaba dando sobre el incidente que, dentro de pocos dГѓВas, pondrГѓВa sus vidas patas arriba y tambiГѓВ©n la de todos los habitantes del planeta.
«¿A qué distancia pasará Nibiru de nosotros?» preguntó con tranquilidad el coronel.
«Como estaba diciendo», respondiГѓВі Azakis «Nibiru no os molestarГѓВЎ mucho. SerГѓВЎ Kodon el que rozarГѓВЎ la Tierra y crearГѓВЎ unos cuantos problemas.» AcercГѓВі todavГѓВa mГѓВЎs la imagen y mostrГѓВі la simulaciГѓВіn del satГѓВ©lite en el momento en que llegarГѓВa al punto mГѓВЎs cercano de la ГѓВіrbita terrestre. «Este serГѓВЎ el momento de mГѓВЎxima atracciГѓВіn gravitacional entre los dos cuerpos celestes. Kodon pasarГѓВЎ a sГѓВіlo 200.000 kilГѓВіmetros de vuestro planeta.»
«¡Porras!» exclamГѓВі Elisa. «Una tonterГѓВa de nada»
«La última vez» contestó Azakis «hace exactamente dos ciclos, pasó aproximadamente a 500.000 kilómetros y todos sabemos la que montó»
«SГѓВ, el famoso Diluvio Universal»
Jack estaba de pie con las manos cruzadas detrГѓВЎs de la espalda mientras se movГѓВa arriba y abajo sobre la punta de los pies y luego sobre los talones columpiГѓВЎndose de esta manera hacia delante y hacia atrГѓВЎs. De repente, con un tono muy serio, rompiГѓВі el silencio diciendo «No soy seguramente un experto en la materia pero temo que ninguna tecnologГѓВa terrestre sea capaz de hacer nada para contrarrestar un acontecimiento de este tipo»
«QuizГѓВЎs podrГѓВamos lanzar contra ГѓВ©l unos misiles con cabezas nucleares» se arriesgГѓВі a decir Elisa.
«Eso sГѓВіlo sucede en las pelГѓВculas de ciencia ficciГѓВіn» dijo sonriente Jack. «AdemГѓВЎs, admitamos que conseguimos que lleguen a Kodon, nos arriesgamos a fragmentar el satГѓВ©lite en miles de pedazos provocando de esta forma una amenazante lluvia de meteoritos. Eso si que serГѓВa el fin de todo»
«Perdonad» dijo entonces Elisa volviГѓВ©ndose hacia los dos alienГѓВgenas. «¿No habГѓВais dicho antes que, a cambio de nuestro valiosГѓВsimo plГѓВЎstico, nos ayudarГѓВais a resolver esta absurda situaciГѓВіn? Espero que tengГѓВЎis una buena idea para ayudarnos, sino estamos fritos»
Petri que, hasta este momento habГѓВa permanecido callado en un segundo plano sonriГѓВі levemente y caminГѓВі en direcciГѓВіn al escenario tridimensional que se encontraba en mitad del puente de mando. Con un rГѓВЎpido movimiento de la mano hizo aparecer una especie de rosquilla plateada. La tocГѓВі con el dedo ГѓВndice y la moviГѓВі hasta colocarla exactamente entre la Tierra y Kodon, despuГѓВ©s dijo «Esta podrГѓВa ser la soluciГѓВіn.»
Tell el-Mukayyar – La fuga
En la tienda laboratorio, los dos falsos beduinos que habГѓВan intentado robar a los alienГѓВgenas el valioso contenido de su nave espacial, habГѓВan sido amordazados y atados con fuerza a un barril lleno de carburante. Estaban sentados sobre la tierra, con las espaldas apoyadas en el pesado contenedor metГѓВЎlico, colocados de manera que mirasen en direcciones opuestas. Fuera de la tienda, un ayudante de la doctora estaba de guardia y, de vez en cuando, se asomaba al interior para controlar la situaciГѓВіn.
El mГѓВЎs delgado de los dos que, a causa del golpe que habГѓВa recibido del coronel en el costado tenГѓВa, seguramente, un par de costillas rotas, a pesar del dolor que le estaba impidiendo casi respirar, no habГѓВa dejado ni un momento de mirar alrededor buscando algo que pudiese servirle para liberarse.
Desde un pequeГѓВ±o agujero en la pared la luz del sol vespertino penetraba tГѓВmidamente en el interior de la tienda, dibujando en el aire caliente y polvoriento un sutil rayo luminoso. Aquella especie de espada de luz perfilaba sobre el suelo una pequeГѓВ±a elipse blanca que muy lentamente se movГѓВa hacia los dos prisioneros. El tipo delgado estaba siguiendo, casi hipnotizado, el lento avance de aquella mancha blanca cuando un repentino rayo de luz lo devolviГѓВі a la realidad. Semienterrado en la arena, a unos cinco metros de ГѓВ©l, una cosa metГѓВЎlica reflejГѓВі la luz solar directamente hacia su ojo derecho. MoviГѓВі ligeramente la cabeza e intentГѓВі comprender de quГѓВ© se trataba, sin conseguirlo. IntentГѓВі, entonces, alargar una pierna en aquella direcciГѓВіn pero un dolor agudo e intenso en el costado le recordГѓВі las condiciones de sus costillas y decidiГѓВі desistir. PensГѓВі que, de todas formas, no hubiese llegado; intentando hablar a travГѓВ©s de la mordaza susurrГѓВі: ГўВЂВњEh, ¿estГѓВЎs vivo?ГўВЂВќ
El compaГѓВ±ero gordo no estaba mejor que ГѓВ©l. DespuГѓВ©s de la caГѓВda que le habГѓВa provocado la acciГѓВіn de Petri, sobre su rodilla izquierda habГѓВa aparecido un enorme hematoma, tenГѓВa un bonito chichГѓВіn sobre la frente, el hombro derecho le dolГѓВa a morir y la muГѓВ±eca derecha estaba hinchada como una pelota.
«Creo que sГѓВ» respondiГѓВі con un hilo de voz, murmurando ГѓВ©l tambiГѓВ©n a travГѓВ©s de la mordaza.
«Menos mal. Hace ya tiempo que te estoy llamando. Me estaba preocupando»
«Debo de haberme desmayado. Tengo la cabeza como un bombo»
«Debemos escapar de aquàsin que nos vean» dijo con determinación el delgado.
«¿Tú cómo estás? ¿Te has roto algo?»
«Creo que tengo alguna costilla fracturada pero me las apañaré»
«¿Cómo hemos conseguido que nos pillasen por sorpresa?»
«OlvГѓВdate, lo que ha sucedido ha sucedido. Intentemos antes de nada liberarnos. Mira a tu izquierda, allГѓВ donde se refleja el rayo de sol»
«No veo nada» replicó el gordo.
«Hay algo sepultado. Parece un objeto metálico. Mira a ver si consigues llegar a él con la pierna»
El sonido repentino de la cremallera de la tienda que se abrГѓВa interrumpiГѓВі la operaciГѓВіn. El ayudante de guardia mirГѓВі al interior. El gordito volviГѓВі a fingir que estaba desmayado mientras que el otro quedГѓВі absolutamente inmГѓВіvil. El hombre dio una ojeada a los dos, controlГѓВі por encima los atrezos esparcidos en el interior y despuГѓВ©s, con aire satisfecho, se retirГѓВі y cerrГѓВі la entrada.
Los dos quedaron durante un momento quietos, luego fue el gordo el que comenzó a hablar. «Ha faltado poco»
«Bueno, ¿la has visto? ¿Llegas a ella?»
«SГѓВ, ahora sГѓВ. Espera que lo intente»
El corpulento y falso beduino comenzГѓВі a mover el tronco intentando de esta manera aflojar un poco las cuerdas que lo inmovilizaban, despuГѓВ©s comenzГѓВі a extender todo lo que podГѓВa la pierna izquierda en direcciГѓВіn al objeto. Llegaba por los pelos. Con el tacГѓВіn comenzГѓВі a excavar en la tierra hasta que consiguiГѓВі descubrir una parte del objeto.
«Parece una espátula»
«Debe ser una Trowel Marshalltown. Es el instrumento preferido por los arqueólogos para rascar en la tierra cuando buscan viejas vasijas. ¿Consigues cogerla?»
«No llego»
«Si dejases de atiborrarte con todas esas porquerГѓВas quizГѓВЎs conseguirГѓВas incluso moverte mejor, un gordinflas es lo que eres»
«¿QuГѓВ© tendrГѓВЎ que ver mi poderoso fГѓВsico?»
«MuГѓВ©vete, poderoso fГѓВsico, intenta recuperar esa espГѓВЎtula sino ya conseguirГѓВЎ la cГѓВЎrcel hacerte adelgazar»
ImГѓВЎgenes de comida aplastada, sosa y maloliente aparecieron de repente ante los ojos del gordito. Aquella terrible visiГѓВіn hizo que se manifestase en ГѓВ©l una fuerza que no pensaba que tuviese. EnarcГѓВі lo mГѓВЎs que pudo la espalda. Un dolor lacerante partiГѓВі desde el hombro dolorido y llegГѓВі hasta el cerebro, pero no hizo caso. Con un decidido golpe de riГѓВ±ones consiguiГѓВі llevar el talГѓВіn mГѓВЎs allГѓВЎ de la espГѓВЎtula y, plegando rГѓВЎpidamente la pierna, la lanzГѓВі hacia si.
«Lo conseguГѓВ» gritГѓВі desde detrГѓВЎs de la mordaza.
«¿No puedes estar callado, imbécil? ¿A qué vienen esos gritos? ¿Quieres que vuelvan a entrar esos dos energúmenos y que nos pongan a caldo?»
«Perdona» respondió sumiso el gordo. «Conseguàcogerla»
«¿Has visto cГѓВіmo, si te empeГѓВ±as, incluso tГѓВє puedes hacer las cosas bien? TendrГѓВa que estar afilada. A ver si consigues cortar estas malditas cuerdas»
Con la mano buena el tipo gordo cogiГѓВі la espГѓВЎtula por el mango y comenzГѓВі a frotar la parte mГѓВЎs afilada sobre la cuerda que estaba detrГѓВЎs de su espalda.
«Imaginemos que nos liberamos» dijo en voz baja el gordito «¿CГѓВіmo conseguiremos escapar sin que nos vean? El campamento estГѓВЎ lleno de gente y todavГѓВa es de dГѓВa. Espero que tengas un plan»
«Pues claro que lo tengo. ¿No soy yo el genio de este equipo?» exclamó orgulloso el flaco. «Mientras tú estabas durmiendo cómodamente la siesta yo he analizado la situación y creo que he encontrado la manera de escapar.»
«Soy todo oГѓВdos» replicГѓВі el otro mientras continuaba a restregar la cuerda con la espГѓВЎtula.
«El tipo que está de guardia se deja ver aproximadamente cada diez minutos y esta tienda es la que está más alejada en la parte este del campamento»
«¿Y entonces?»
«¿CГѓВіmo se me ocurriГѓВі cogerte como socio para este trabajo? Tienes la fantasГѓВa y la inteligencia de una ameba, y esperemos que las amebas no se ofendan por esta comparaciГѓВіn»
«La verdad es que» replicГѓВі un poco mosqueado el gordito «he sido yo quien te ha elegido, ya que el trabajo me lo habГѓВan encargado a mГѓВ»
«¿Has conseguido liberarte?» le interrumpiГѓВі el flaco, ya que la discusiГѓВіn estaba discurriendo por malos derroteros y ademГѓВЎs, efectivamente, su compaГѓВ±ero tenГѓВa toda la razГѓВіn.
«Espera un poco. Creo que comienza a ceder»
De hecho, poco despuГѓВ©s, con un seco chasquido, la cuerda que los tenГѓВa amarrados al barril se rompiГѓВі y la panza del gordo, finalmente libre de apreturas, recobrГѓВі su dimensiГѓВіn normal.
«¡Lo conseguГѓВ!» exclamГѓВі satisfecho el gordito.
«Genial. Ahora mantengámosla abajo hasta que no reaparezca el guardia. Tiene que parecer que todo está en orden.»
«Ok, socio. Vuelvo a simular que duermo.»
No tuvieron que esperar mucho. Algunos minutos mГѓВЎs tarde, de hecho, el ayudante de la doctora volviГѓВі a asomar la cabeza por la tienda. Hizo el habitual control de la situaciГѓВіn y, no notando nada de extraГѓВ±o, cerrГѓВі otra vez la cremallera, se colocГѓВі bajo la sombra de la entrada y encendiГѓВі tranquilamente un cigarrillo hecho a mano.
«Ahora» dijo el flaco. «Movámonos»
La operaciГѓВіn, dados los achaques de ambos, resultГѓВі mГѓВЎs complicada de lo previsto pero, despuГѓВ©s de emitir algunos gemidos de dolor y haber imprecado durante un rato, acabaron de pie el uno frente al otro.
«Dame la espГѓВЎtula» ordenГѓВі el flaco mientras se quitaba la mordaza. Los dolores lacerantes del costado derecho le impedГѓВan moverse con agilidad pero consiguiГѓВі mitigar un poco el dolor al apoyar allГѓВ la mano abierta. En unos pocos pasos alcanzГѓВі la pared opuesta a la entrada de la tienda, se arrodillГѓВі y clavГѓВі con lentitud la Trowel Marshalltown. La hoja afilada de la espГѓВЎtula cortГѓВі, como si fuera mantequilla, el blando tejido de la pared que daba al este, creando asГѓВ una pequeГѓВ±a hendidura de unos diez centГѓВmetros. El flaco acercГѓВі el ojo derecho y echГѓВі un vistazo a travГѓВ©s de la abertura. Como habГѓВa pensado no habГѓВa nadie. ¡Si por lo menos pudiese ver las ruinas de la antigua ciudad, que estaban aproximadamente a un centenar de metros, donde habГѓВan escondido el jeep que les servirГѓВa para escapar con el botГѓВn!
«VГѓВa libre» dijo mientras que con la ayuda del filo de la espГѓВЎtula alargaba hasta el suelo el pequeГѓВ±o corte que habГѓВa hecho anteriormente. «Vamos» dijo mientras se metГѓВa arrastrГѓВЎndose en la rasgadura.
«PodrГѓВas haberlo hecho un poco mГѓВЎs ancho este agujero, ¿no?» murmurГѓВі el gordo entre dos gemidos mientras intentaba con esfuerzo deslizarse hacia el exterior.
«Muévete. Ahora debemos escapar lo más velozmente posible»
«Será una forma de hablar. Lo de caminar, más o menos, no te creas»
«Venga, date prisa y deja de lamentarte. Recuerda que si no conseguimos escapar unos años en la cárcel no nos los quita nadie»
La palabra cГѓВЎrcel conseguГѓВa siempre infundir en el tipo corpulento una fuerza suplementaria. No dijo nada mГѓВЎs y, sufriendo en silencio, siguiГѓВі al compaГѓВ±ero que, arrastrГѓВЎndose, se escabullГѓВі rГѓВЎpidamente hacia las ruinas.
Fue el sonido de un motor a lo lejos lo que hizo sospechar algo al hombre que estaba de guardia. MirГѓВі durante un momento el cigarrillo casi consumido y, con un rГѓВЎpido gesto, lo tirГѓВі al suelo. Se metiГѓВі con decisiГѓВіn en la tienda y casi no pudo creer lo que veГѓВan sus ojos: los dos prisioneros no estaban. Al lado del barril del carburante estaba la cuerda tirada de cualquier manera, un poco mГѓВЎs allГѓВЎ los dos trozos de tela que habГѓВan usado como mordazas y sobre la pared del fondo de la tienda una enorme hendidura que llegaba hasta el suelo.
«Hisham, chicos» gritó el hombre con todas sus fuerzas. «Los prisioneros han escapado».
Astronave Theos – El superfluido
La imagen del objeto que Petri habГѓВa colocado en el espacio entre Kodon y la Tierra habГѓВa dejado asombrados a los dos terrestres.
«¿Qué se supone que es esa cosa?» preguntó con curiosidad Elisa mientras se acercaba para intentar ver mejor.
«TodavГѓВa no tiene oficialmente un nombre.» Petri atrajo de nuevo el objeto al primer plano y, mirando a la doctora, aГѓВ±adiГѓВі «QuizГѓВЎs podrГѓВas tГѓВє escoger uno»
«Si por lo menos me explicases quГѓВ© cosa es, podrГѓВa intentarlo»
«Desde hace mucho tiempo nuestros cientГѓВficos trabajan en este proyecto.» Petri cruzГѓВі las manos detrГѓВЎs de la espalda y comenzГѓВі a caminar lentamente por la habitaciГѓВіn. «Este aparato es el resultado de una serie de estudios que en parte van mГѓВЎs allГѓВЎ de mis competencias cientГѓВficas.»
«Os puedo asegurar que son muy notables» añadió Azakis, dando una palmada sobre el hombro de su amigo.
«En pocas palabras, se trata de una especie de sistema antigravitacional. Se basa en un principio que todavГѓВa estamos estudiando pero que puedo resumir en unas pocas y simples palabras.»
«Creo que será mejor» comentó Elisa «No os olvidéis que pertenecemos a una especie que, en comparación con la vuestra, podemos definir tranquilamente como poco desarrollada.»
Petri asintió con un leve movimiento de cabeza. Se acercó a la representación tridimensional del extraño objeto y continuó tranquilamente con su explicación. «Esto que tú has llamado al principio rosquilla, se define geométricamente como toroide
. El anillo tubular está hueco mientras que aquello que, para simplificar, podemos llamar agujero central contiene el sistema de propulsión y de control.»
«Hasta el momento todo estГѓВЎ clarГѓВsimo» dijo Elisa cada vez mГѓВЎs emocionada..
«Muy bien. Ahora veamos el principio de funcionamiento del sistema.» Petri dio la vuelta a la imagen del toroide y mostrГѓВі la secciГѓВіn interna del mismo. «El anillo estГѓВЎ lleno de un gas, normalmente un isГѓВіtopo del helio, que, enfriado a una temperatura prГѓВіxima al cero absoluto, cambia de estado y se transforma en un lГѓВquido con unas caracterГѓВsticas muy particulares. En la prГѓВЎctica, su viscosidad es prГѓВЎcticamente nula y consigue desplazarse sin generar ningГѓВєn detrito. A esta caracterГѓВstica nosotros la llamamos superfluidez.»
«Ya me estoy comenzando a perder» dijo con tristeza Elisa.
«Para simplificar, este gas en estado lГѓВquido cuando sea oportunamente estimulado por la estructura del anillo conseguirГѓВЎ viajar a su interior, sin ninguna dificultad, y a una velocidad prГѓВіxima a la de la luz, consiguiendo mantenerla por un tiempo indefinido, en teorГѓВa.»
«Realmente asombroso» consiguiГѓВі decir Jack que no se habГѓВa perdido ni una sГѓВlaba de toda la explicaciГѓВіn.
«Creo que lo he entendido» añadió Elisa. «¿Cómo hará esta maldita cosa a contrarrestar los efectos de la atracción gravitacional entre los dos planetas?»
«Llegado a este punto la explicación se complica» respondió Petri. «Digamos que la rotación del superfluido a velocidades próximas a la de la luz genera una curvatura del continuo espacio-tiempo entorno a él, provocando, de esta manera, un efecto anti gravitacional.»
«¡Maldita sea!» exclamГѓВі Elisa. «Mi viejo profesor de fГѓВsica se estarГѓВЎ revolviendo en la tumba.»
«Y no sГѓВіlo ГѓВ©l, querida» aГѓВ±adiГѓВі el coronel. «Si he entendido bien, lo que estГѓВЎn intentando explicarnos estos dos seГѓВ±ores, se trata de darle la vuelta a teorГѓВas y conceptos que nuestros cientГѓВficos han intentado analizar y estudiar durante toda su vida. El principio de antigravedad ha sido teorizado mГѓВЎs de una vez pero nunca, nadie, ha conseguido demostrarlo completamente. Delante de nosotros» y seГѓВ±alГѓВі el extraГѓВ±o objeto «finalmente tenemos la prueba de que esto es posible.»
«Yo serГѓВa un poco mГѓВЎs cauto» dijo Azakis enfriando el entusiasmo del coronel. «Me siento en el deber de informaros que esta cosa no ha sido probada nunca sobre objetos tan grandes como planetas, mejor dicho, hace dos ciclos la probamos pero no ocurriГѓВі exactamente como esperГѓВЎbamos. AdemГѓВЎs, podrГѓВan tener lugar algunos sucesos no previstos y…»
«El aguafiestas de siempre» dijo Petri interrumpiendo a su compañero. «El mecanismo ha sido probado más de una vez. Nuestra misma nave utiliza parte de este principio para su propulsión. Intentemos ser optimistas»
«Porque además no tenemos otra alternativa, ¿me equivoco?» preguntó con amargura Elisa.
«Por desgracia, creo que no» dijo desconsolado Petri mientras bajaba ligeramente la cabeza. «Mi único temor es que, dadas las reducidas dimensiones de nuestro toroide, no consigamos absorber completamente todos los efectos de la atracción gravitacional y una parte de los gravitones
conseguirá, de todas maneras, hacer su trabajo.».
«¿EstГѓВЎis diciendo que este artilugio podrГѓВa no ser suficiente para prevenir la catГѓВЎstrofe?» preguntГѓВі Elisa acercГѓВЎndose al alienГѓВgena en actitud amenazante.
«No totalmente» respondiГѓВі Petri mientras daba un paso atrГѓВЎs. «SegГѓВєn los cГѓВЎlculos que he hecho se podrГѓВa decir que aproximadamente un diez por ciento de los gravitones podrГѓВan escapar a esta trampa.»
«¿Por lo tanto todo el trabajo serГѓВa inГѓВєtil?»
«Por supuesto que no» respondió Petri. «Reduciremos los efectos un noventa por ciento. Quedará fuera de control muy poca cosa.»
«Lo llamaremos Newark» dijo Elisa satisfecha. «Ahora a trabajar. Siete dГѓВas pasan enseguida.»
Base aérea Camp Adder – La evasión
Los dos extraГѓВ±os personajes, todavГѓВa vestidos de beduinos, acababan de entrar en su escondite en la ciudad; llamГѓВі su atenciГѓВіn un sonido intermitente que provenГѓВa del ordenador portГѓВЎtil que habГѓВan dejado encendido encima de la mesa de la sala de estar.
«¿Y ahora quién diablos es?» preguntó con fastidio el tipo delgado.
El gordito, siempre más tranquilo, se acercó al ordenador y, después de haber escrito una contraseña muy complicada, dijo «Es un mensaje de la base»
«Querrán saber si la operación ha tenido éxito»
«Dame un segundo, lo descifro enseguida»
Sobre la pantalla del ordenador aparecieron, en primer lugar, una serie de caracteres incomprensibles, a continuaciГѓВіn unas lГѓВneas de cГѓВіdigo tecleadas secuencialmente. El mensaje comenzГѓВі, con lentitud, a aparecer.
«¡Maldita sea!» exclamó el gordito. «Lo han descubierto.»
«¿Cómo demonios lo habrán conseguido?»
«Bueno, seguramente tienen unos canales de comunicaciones mejores que los nuestros. No se les escapa nada.»
«¿Y según ellos cómo lo debemos hacer?»
«Yo qué se. Aquàsólo dice que debemos ir a liberarlo»
«¿Con lo hechos polvo que estamos? No pinta nada bien»
El tipo alto y delgado sacó una silla de debajo de la mesa, la giró noventa grados, después, emitiendo una serie de gemidos intermitentes, se deprimió. «Era lo que nos faltaba»
ApoyГѓВі un codo sobre el plano pulido de la mesa y dejГѓВі que la vista se perdiese mГѓВЎs allГѓВЎ de la ventana que habГѓВa enfrente. NotГѓВі que los vidrios estaban realmente sucios y que el de la derecha tenГѓВa una grieta que lo atravesaba a lo largo.
De repente, alzó los ojos hacia su ordenador, después de esbozar una sonrisa sardónica, dijo. «Se me acaba de ocurrir una idea»
«Lo sabГѓВa. Conozco esa mirada»
«Ve a por el botiquГѓВn y dГѓВ©jame darle una ojeada al chichГѓВіn que tienes en la cabeza»
«En realidad me preocupa mГѓВЎs mi pobre muГѓВ±eca. No me gustarГѓВa que estuviese rota.»
«No te preocupes. Te la arreglo yo. De pequeГѓВ±o querГѓВa ser veterinario»
Poco despuГѓВ©s de una hora, de cantidades ingentes de analgГѓВ©sicos y de distintas pomadas distribuidas por todas partes, los dos compinches se habГѓВan casi recuperado.
El flaco, despuГѓВ©s de mirarse en el espejo que estaba colgado de la pared que habГѓВa al lado de la puerta de entrada, dijo con aire complacido. «Ya estamos listos» y se metiГѓВі en el dormitorio. SaliГѓВі de ГѓВ©l al poco rato con dos uniformes militares americanos perfectamente planchados.
«¿Dónde los has conseguido?» preguntó asombrado el gordito.
«Forman parte del equipo de emergencia que he traГѓВdo. Nunca se sabe»
«EstГѓВЎs mal de la cabeza» comentГѓВі el tipo gordo mientras movГѓВa la cabeza. «¿QuГѓВ© deberГѓВamos hacer?»
«Este es el plan» dijo satisfecho el flaco mientras lanzaba hacia su compaГѓВ±ero el uniforme de talla XXL. «TГѓВє serГѓВЎs el general Richard Wright, responsable de una secretГѓВsima agencia gubernativa de la que nadie conoce su existencia.»
«Obvio, si es tan secreta. ¿Y tú?»
«Yo seré tu brazo derecho. Coronel Oliver Morris, para servirle, señor»
«Por lo tanto soy tu superior. Me gusta»
«No te acostumbres, ¿vale?» dijo el flaco mientras mostraba su dedo ГѓВndice levantado. «Estos son nuestros documentos con las respectivas tarjetas identificativas.»
«¡Cáspita! Parecen auténticas»
«La cosa no acaba aquГѓВ, viejo amigo» y le mostrГѓВі un folio con membrete firmado por el coronel Jack Hudson. «Esta es la peticiГѓВіn oficial para la entrega del prisionero que deberГѓВЎ ser transferido a un lugar seguro»
«¿Dónde demonios la has conseguido?»
«La he impreso antes, mientras estaba en la ducha. ¿QuГѓВ© habГѓВas creГѓВdo, que sГѓВіlo tГѓВє sabes manejar el ordenador?»
«Me has dejado estupefacto. Es incluso mejor que el original»
«Nos introduciremos en la base militar y haremos que nos entreguen el general. Si ponen objeciones podremos decirles que llamen directamente al coronel Hudson. No creo que en el espacio exterior funcione el teléfono móvil» y los dos dejaron escapar una sonora risotada.
Aproximadamente una hora despuГѓВ©s, mientras el sol se habГѓВa ya escondido tras otra duna, un jeep militar, con un coronel y un general en su interior vestidos a la perfecciГѓВіn, se parГѓВі en la barrera de la entrada de la base aГѓВ©rea de Imam Ali o Camp Adder como la habГѓВan rebautizado los americanos durante la guerra de Irak. De la garita blindada salieron dos militares armados hasta los dientes y se dirigieron corriendo hacia el vehГѓВculo. Otros dos, que estaban un poco mГѓВЎs lejos, no perdГѓВan de vista a los pasajeros.
«Buenas tardes, coronel» dijo el soldado que estaba mГѓВЎs cerca, despuГѓВ©s de hacer el saludo militar. «¿PodrГѓВa ver sus documentos, y tambiГѓВ©n los del general, por favor?»
El coronel alto y delgado que estaba sentado en el puesto del conductor no dijo una palabra. SacГѓВі del bolsillo interior de la chaqueta un sobre amarillo y se lo dio. El militar se entretuvo un rato en la lectura y apuntГѓВі un par de veces con la linterna elГѓВ©ctrica hacia el rostro de ambos. El general notГѓВі perfectamente la gota de sudor que, desde el chichГѓВіn que tenГѓВa en la frente, comenzГѓВі a descender lentamente sobre la nariz para despuГѓВ©s caer sobre el tercer botГѓВіn de la chaqueta, tiesa hasta mГѓВЎs no poder debido al potente empuje de la enorme panza que habГѓВa debajo.
«Coronel Morris y general White» dijo el militar, apuntando de nuevo con la linterna al rostro del coronel.
«¡Wright, general Wright!» respondió en un tono realmente irritado el flaco coronel. «¿Qué ocurre sargento, no sabe leer?»
El sargento, que habГѓВa pronunciado a propГѓВіsito de forma equivocada el nombre del general, sonriГѓВі y dijo «HarГѓВ© que les acompaГѓВ±en. Sigan a aquellos dos hombres» y con una seГѓВ±al ordenГѓВі a los dos soldados de conducirles hasta la prisiГѓВіn.
El coronel moviГѓВі lentamente el jeep. No habГѓВa recorrido ni diez metros cuando sintiГѓВі gritar a sus espaldas. «SeГѓВ±or, ¡pare!»
A los dos ocupantes del jeep se les heló la sangre en las venas. Quedaron inmóviles durante un instante que pareció infinito, hasta que la voz continuó hablando «Han olvidado recoger sus documentos.»
El corpulento general soltГѓВі un suspiro de alivio tan grande que todos los botones de su uniforme estuvieron a punto de salirse.
«Gracias sargento» dijo el delgado alargando la mano hacia el soldado. «Creo que estoy envejeciendo más rápido de lo que pensaba»
Se pusieron de nuevo en marcha y siguieron a los dos soldados que, marchando a paso ligero, los condujeron rápidamente a la entrada de una construcción baja y de aspecto descuidado. El soldado más joven llamó a la puerta y entró sin esperar respuesta. Poco después, un hombretón negro, completamente calvo, con los galones de sargento y una cara de hombre duro, apareció en la entrada y se puso firme. Hizo el saludo militar y dijo «General, coronel. Por favor, entren»
Los dos oficiales respondieron al saludo e, intentando ignorar los dolores que estaban reapareciendo, se metieron dentro de la habitaciГѓВіn
«Sargento» dijo resueltamente el flaco. «Tenemos aquàuna orden escrita por el coronel Hudson que nos autoriza a llevarnos al general Campbell» y le entregó el sobre amarillo.
El gordo sargento lo abrió y se paró un instante a leer el contenido. Después, fijando sus oscuros y penetrantes ojos en los del coronel, sentenció «Tengo que verificarlo»
«Por favor, hágalo» replicó tranquilamente el oficial.
El hombretГѓВіn negro sacГѓВі de un cajГѓВіn del escritorio un folio y lo confrontГѓВі con cuidado con aquel que tenГѓВa en la mano. MirГѓВі de nuevo al coronel y, sin dejar traspasar ninguna emociГѓВіn, aГѓВ±adiГѓВі «La firma coincide. ¿Alguna objeciГѓВіn si lo llamo?»
«Es su deber hacerlo. Pero hágalo deprisa, por favor. Hemos perdido ya mucho tiempo» replicó el flaco coronel fingiendo que estaba a punto de perder la paciencia.
Sin mostrar ningГѓВєn temor el sargento metiГѓВі lentamente una mano en el bolsillo del uniforme y extrajo de ГѓВ©l su telГѓВ©fono mГѓВіvil. TecleГѓВі un nГѓВєmero y quedГѓВі esperando.
Los dos oficiales retuvieron la respiración hasta que el militar, después de pulsar la tecla del aparato, comentó lacónicamente «Está fuera de cobertura»
«Bien, sargento. ¿Podemos darnos prisa?» exclamó el oficial en un tono mucho más autoritario que la otra vez. «No podemos estar aquàtoda la noche»
«Id a por el general» ordenГѓВі el gordo sargento a uno de los soldados que habГѓВan acompaГѓВ±ado a los dos oficiales.
DespuГѓВ©s de un par de minutos, un hombre completamente calvo, con bigote y cejas grises y dos avispados ojos negros apareciГѓВі en la entrada de la puerta, a espaldas del sargento. VestГѓВa el uniforme con los galones de general pero en su hombro derecho faltaba una de las cuatro estrellas. Estaba esposado y, detrГѓВЎs de ГѓВ©l, el soldado de antes le estaba apuntando con el arma.
Cuando vio a aquellos dos, el general se sorprendiГѓВі por un instante, despuГѓВ©s, intuyendo el plan, quedГѓВі en silencio y puso la cara mГѓВЎs triste que pudo.
«Gracias soldado» dijo el coronel flaco mientras sacaba de su cartuchera su Beretta M9. «Nos hacemos cargo nosotros de esta basura»
Astronave Theos – El plan de acción
«¿No te excita saber que seremos los dos los que salvaremos la tierra, amor mГѓВo?» dijo Elisa mientras miraba al coronel con ojos de gatita enamorada y le cogГѓВa la mano.
«¿Amor mГѓВo? ¿No te estГѓВЎs precipitando un poco?» dijo en tono irritado y severo Jack.
Elisa se asustГѓВі y solo cuando el coronel le sonriГѓВі dulcemente y le acariciГѓВі una mejilla comprendiГѓВі que le estaba tomando el pelo.
«¡Serás rastrero! No vuelvas a gastarme una broma de ese tipo sino te vas a enterar quién soy» y comenzó a golpearlo sobre el pecho con las dos manos.
«Calma, calma» le susurro Jack mientras la estrechaba contra él. «Vale. Ha sido una estupidez. No lo haré más»
Aquel abrazo imprevisto tuvo sobre la doctora un efecto sedante y relajante. SintiГѓВі que toda la tensiГѓВіn acumulada hasta ese momento se derretГѓВa como la nieve ante el sol. DespuГѓВ©s de todo lo que habГѓВa sucedido en las ГѓВєltimas horas, era justo esto lo que necesitaba. DecidiГѓВі abandonarse entre sus brazos y, cerrando lentamente los ojos, apoyГѓВі la cabeza sobre el poderoso pecho y se dejГѓВі ir completamente.
Azakis, mientras tanto, se habГѓВa introducido en la siempre demasiado estrecha y maldita cabina H^COM y estaba esperando que desde el visor hologrГѓВЎfico que habГѓВa enfrente de ГѓВ©l llegase la respuesta a su peticiГѓВіn de comunicaciГѓВіn.
Sobre la pantalla, partiendo desde el centro, una serie de ondas multicolores estaban creando un efecto similar al de una piedra que se tira en las tranquilas aguas de un estanque. De repente, de manera gradual, las ondas comenzaron a desaparecer dejando su puesto a la cara delgada y marcada por los aГѓВ±os de su superior Anciano.
«Azakis» dijo sonriendo ligeramente el hombre mientras alzaba lentamente la huesuda mano a modo de saludo. «¿Qué puede hacer este pobre viejo por ti?»
«Hemos desvelado la verdad a los dos terrestres.»
«Un acto muy audaz» comentГѓВі el Anciano apretГѓВЎndose el mentГѓВіn con el pulgar y el ГѓВndice. «¿CГѓВіmo se lo han tomado?»
«Digamos que, después de la sorpresa inicial, creo que han reaccionado muy bien.» Azakis hizo una breve pausa, después dijo muy serio. «Les hemos propuesto utilizar el toroide con el superfluido»
«¿El toroide?» exclamГѓВі su interlocutor poniГѓВ©ndose en pie con un salto que hubiera dado envidia a cualquier chaval. «Pero si no se ha podido probar a pleno rendimiento. ¿Recuerdas lo que sucediГѓВі la ГѓВєltima vez, verdad?. Con ese artefacto podrГѓВamos crear una fluctuaciГѓВіn gravitacional incontrolada y tambiГѓВ©n estГѓВЎ el riesgo de crear, incluso, un pequeГѓВ±o agujero negro.»
«Lo se, lo se.» replicГѓВі sumisamente Azakis. «No creo que haya otra alternativa. Esta vez, si no usamos mГѓВ©todos drГѓВЎsticos, la transiciГѓВіn de Kodon podrГѓВa resultar fatal para los terrestres»
«¿Qué has pensado?»
«El encuentro de las ГѓВіrbitas de los dos planetas serГѓВЎ, mГѓВЎs o menos, dentro de siete dГѓВas. DeberГѓВas preparar el toroide y traerlo aquГѓВ por lo menos un dГѓВa antes»
«No es mucho tiempo, ¿lo sabes?»
«Debes dejarme un margen de tiempo para ponerlo en posición, para configurarlo y para proceder a la activación»
«Tengo un mal presentimiento» dijo el Anciano mientras se pasaba una mano entre los blancos cabellos..
«Petri es como es. Todo irá bien»
«Sois dos muchachos muy inteligentes, no tengo ninguna duda pero tened cuidado. Ese artefacto se puede convertir en un arma mortГѓВfera»
«Intenta que llegue a tiempo, nosotros nos ocuparemos del resto. No te preocupes»
«Muy bien. Hablaremos en cuanto todo esté preparado. Buena suerte»
La cara de su superior desapareciГѓВі del monitor que volviГѓВі a mostrar las mismas ondas multicolores del principio.
Azakis se levantГѓВі lentamente de la incГѓВіmoda butaca y permaneciГѓВі un rato con las manos apoyadas sobre el plano de la estrecha consola. Miles de pensamientos llenaban su mente y, mientras un ligero estremecimiento le recorrГѓВa la espalda, tuvo la sensaciГѓВіn de que estaban a punto de meterse en un montГѓВіn de problemas.
«Zak» exclamó alegremente su compañero de aventuras cuando lo vio salir de la cabina H^COM. «¿Qué dijo el viejo?»
Azakis estirГѓВі un poco los brazos y dijo tranquilamente. «Nos ha dado el permiso. Si todo sucede como lo hemos planeado tendremos el toroide, o mejor el Newark, el dГѓВa anterior a la transiciГѓВіn»
«Espero que lo consigamos. No será fácil configurar ese aparato en tan poco tiempo»
«¿Por quГѓВ© te preocupas, amigo mГѓВo?» replicГѓВі sonriendo ligeramente Azakis. «En el peor de los casos abriremos una distorsiГѓВіn espacio temporal que succionarГѓВЎ la Tierra, Kodon, Nibiru y todos los otros satГѓВ©lites al mismo tiempo»
Los dos terrestres, que estaban un poco apartados pero que no se habГѓВan perdido ni una sГѓВlaba de la conversaciГѓВіn, quedaron petrificados.
«¿Pero quГѓВ© estГѓВЎis diciendo?» consiguiГѓВі balbucear Elisa mientras lo miraba estupefacta. «¿DistorsiГѓВіn espacio temporal? ¿SucciГѓВіn? ¿EstГѓВЎis diciendo que si este plan no funcionase seremos los artГѓВfices de la destrucciГѓВіn de nuestro pueblo y del vuestro?»
«Bueno, es un poco arriesgado» contestó con tranquilidad Azakis.
«¿Un poco arriesgado? ¿Y nos lo dices asГѓВ, con total calma y serenidad, sin ni siquiera inmutarte? TГѓВє debes estar loco, y nosotros todavГѓВa mГѓВЎs.»
«Cálmate, tesoro» intervino Jack cogiéndola por los hombros y mirándola directamente a los ojos. «Son mucho más inteligentes que nosotros, están más preparados y si han decidido seguir este camino no podemos hacer otra cosa que apoyarles y darles todo el apoyo que sea posible.»
La doctora dejó escapar un suspiro y luego dijo. «Tengo que sentarme. Demasiadas emociones por hoy. Si todo discurre como has dicho me da algo»
Jack la cogiГѓВі del brazo y la acompaГѓВ±ГѓВі hasta la butaca mГѓВЎs cercana. Elisa, emitiendo un leve gemido, se dejГѓВі caer encima como si fuese un peso muerto.
«QuizГѓВЎs hemos reducido demasiado el porcentaje de oxГѓВgeno en el aire» susurrГѓВі Azakis a su compaГѓВ±ero.
«He intentado que fuese lo más compatible posible para todos y evitar asàel uso de esos antipáticos aparatos respiratorios»
«Lo se, amigo mГѓВo, pero temo que ellos se estГѓВЎn resintiendo demasiado»
«OK. Voy a variar el porcentaje. Nosotros podemos adaptarnos más fácilmente.»
El coronel, en cambio, no parecГѓВa resentirse en absoluto y estaba mГѓВЎs pimpante que nunca. La acciГѓВіn y el riesgo era el pan suyo de cada dГѓВa y en situaciones similares se encontraba como pez en el agua. «Bien» exclamГѓВі mientras se ponГѓВa debajo de la imagen tridimensional de Newark que destacaba majestuosa en medio de la habitaciГѓВіn. «Este invento puede salvarnos a todos o llevarnos a la destrucciГѓВіn absoluta»
«Un análisis muy conciso pero veraz» comentó Azakis.
«Llegados a este punto» dijo el coronel con tono serio y voz profunda «creo que ha llegado el momento de avisar al resto del planeta de la inminente catástrofe»
«¿CГѓВіmo piensas hacerlo?» preguntГѓВі Elisa desde la butaca. «¿Cogemos el telГѓВ©fono, llamamos al presidente de los Estados Unidos y le decimos: ГўВЂВњBuenos dГѓВas presidente. ¿Sabe que estamos en compaГѓВ±ГѓВa de dos alienГѓВgenas que nos han dicho que dentro de unos dГѓВas llegarГѓВЎ un planeta que nos va a destruir a todos?”»
«Como mГѓВnimo harГѓВЎ que rastreen la llamada, harГѓВЎ que vengan a por nosotros y nos meterГѓВЎ en el manicomio» replicГѓВі Jack sonriendo.
«¿No tenéis un sistema de comunicación global como nuestra Red?» preguntó intrigado Petri al coronel.
«¿Qué entiendes por Red?»
«Es un sistema de interconexión general que es capaz de memorizar y distribuir el Conocimiento a nivel planetario. Todos nosotros podemos acceder a ella mediante un sistema neuronal N^COM que en el momento de nacer se nos implanta directamente en el cerebro. Existen diversos niveles de conocimiento»
«Genial» exclamó Elisa asombrada, después continuó diciendo «En realidad nosotros tenemos un sistema parecido. Lo llamamos Internet pero estoy segura que no hemos llegado a vuestro nivel»
«¿No serГѓВa posible utilizar vuestro ГўВЂВњinternetГўВЂВќ para mandar un mensaje a todo el planeta?» preguntГѓВі con curiosidad Petri.
«Bueno, tampoco es tan sencillo» replicГѓВі Elisa. «PodrГѓВamos introducir alguna informaciГѓВіn en el sistema, enviar unos mensajes a grupos de personas, quizГѓВЎs hacer alguna pequeГѓВ±a pelГѓВcula e intentar difundirla al mГѓВЎximo posible, pero no nos creerГѓВa nadie y realmente no llegarГѓВamos a todos». ReflexionГѓВі durante unos segundos y a continuaciГѓВіn aГѓВ±adiГѓВі. «El ГѓВєnico sistema eficaz creo que serГѓВa la vieja y querida televisiГѓВіn»
«¿La televisiГѓВіn?» preguntГѓВі Azakis. DespuГѓВ©s se volviГѓВі hacia Petri y dijo «¿No serГѓВЎ, por casualidad, el sistema que hemos utilizado para recibir imГѓВЎgenes y pelГѓВculas mientras viajГѓВЎbamos hacia aquГѓВ?»
«Creo que sГѓВ, Zak» y mientras lo decГѓВa se puso a componer una serie de comandos sobre la consola central. DespuГѓВ©s de algunos segundos hizo aparecer sobre la pantalla gigante algunas de las secuencias que habГѓВan grabado con anterioridad. «¿EstГѓВЎis hablando de esto?»
Una multitud de pelГѓВculas de todos los tipos comenzaron a aparecer rГѓВЎpidamente una detrГѓВЎs de otra: anuncios, telediarios, partidos de fГѓВєtbol e incluso una vieja pelГѓВcula en blanco y negro de Humphrey Bogart.
«¡Esa es Casablanca!» exclamó con asombro Elisa. «¿Pero de dónde habéis sacado todo eso?»
«Vuestras transmisiones de radio llegan hasta el cosmos» respondió tranquilamente Petri. «Hemos debido trabajar duro sobre nuestro sistema de recepción de señales pero finalmente conseguimos caparlas»
«Gracias a eso» añadió Azakis «conseguimos aprender vuestra lengua»
«E incluso alguna otra realmente más complicada» comentó con tristeza Petri. «Casi me vuelvo loco con todos aquellos dibujitos»
«En fin» interrumpió el coronel «justo de eso estábamos hablando, pero no creo que ni siquiera sea la mejor solución»
«Perdona Jack» intervino Elisa. «¿No crees que deberГѓВamos advertir antes de nada a tus superiores del ELSAD? Realmente, si no he entendido mal, la mГѓВЎxima autoridad de esta organizaciГѓВіn es el presidente de los Estados Unidos, ¿o me equivoco?»
«¿Y tú como sabes todo esto?» objetó con asombro el coronel.
«QuГѓВ© te crees, incluso yo tengo mis contactos» dijo Elisa mientras apartaba, con aire desganado, un mechГѓВіn de pelo que descendГѓВa sobre la mejilla derecha.
«¿TambiГѓВ©n entre vosotros las mujeres se comportan de este modo?» preguntГѓВі Jack volviГѓВ©ndose hacia los dos alienГѓВgenas que estaban observando la escena un tanto sorprendidos.
«Las mujeres son iguales en todo el universo, querido amigo» replicó sonriente Azakis.
«De todas formas» continuó el coronel después de la arriesgada bromita «creo que tienes razón. Necesitamos una institución seria y con credibilidad para difundir una noticia tan importante e inquietante. Sólo estoy un poco preocupado solamente por las filtraciones externas en las que se han visto envueltos el general Campbell y los dos tipos que nos han agredido. En realidad, el general era mi superior directo pero, por lo que he visto, parece que es un corrupto y un traidor»
«¿Asàque va a resultar que la llamada de la que hablábamos antes la vamos a tener que hacer realmente?» replicó la doctora.
«Aunque parezca absurdo, quizás sea la única solución»
New York – Isla de Manhattan
En una lujosa oficina en el trigГѓВ©simo noveno piso del imponente rascacielos situado entre la 5ª Avenida y la calle 59 de Manhattan, en Nueva York, un hombre no muy alto, de aspecto elegante y bien cuidado, estaba de frente a una de las cinco grandes ventanas que lo separaban del ambiente exterior. VestГѓВa un traje gris oscuro, seguramente italiano, una vistosa corbata roja y tenГѓВa el cabello liso y entrecano peinado hacia atrГѓВЎs. Sus ojos negros y profundos miraban mГѓВЎs allГѓВЎ del vidrio, en direcciГѓВіn del magnГѓВfico Central Park que comenzaba prГѓВЎcticamente a sus pies y se extendГѓВa durante cuatro kilГѓВіmetros de largo y ochocientos metros de ancho. Representaba una valiosa isla verde, fuente de oxГѓВgeno y lugar de ocio para los casi dos millones de habitantes de la isla.
«SeГѓВ±or senador, ¿permiso?» dijo un hombrecillo calvo y con la cara inexpresiva mientras golpeaba tГѓВmidamente sobre la elegante puerta de entrada de madera lacada de color oscuro. Al lado, en una pequeГѓВ±a placa dorada habГѓВa una inscripciГѓВіn en caracteres cursivos ГўВЂВњSenador Jonathan PrestonГўВЂВќ
«¿Qué ocurre?» respondió el hombre sin ni siquiera girarse.
«Una video conferencia codificada le espera, señor»
«Ok, la atenderГѓВ© desde aquГѓВ. Cierre la puerta cuando salga»
El hombre se dirigiГѓВі lentamente hacia el elegante escritorio oscuro y se sentГѓВі sobre la suave butaca de cuero negro. Con un gesto automГѓВЎtico puso en su lugar el nudo de la corbata, se colocГѓВі el auricular en la oreja derecha y pulsГѓВі un pequeГѓВ±o botГѓВіn de color gris que habГѓВa debajo de la mesa de trabajo. Una gran pantalla semitransparente, haciendo un ligero silbido, empezГѓВі a bajar desde el techo hasta apoyarse suavemente sobre el tablero del escritorio. El hombre rozГѓВі suavemente la pantalla y la cara del general Campbell apareciГѓВі enfrente de ГѓВ©l.
«General, observo complacido que ya no se encuentra en la cárcel»
«Senador. ¿CГѓВіmo estГѓВЎ? QuerГѓВa, antes de nada, agradecerle la rГѓВЎpida y eficaz operaciГѓВіn de rescate»
«Creo que el mérito es de los dos personajes que veo a su espalda»
El general se volvió instintivamente y vio al gordito junto con su compañero que intentaban que los enfocase la cámara web como habitualmente hace el público que se apiña detrás de un periodista mientras está retransmitiendo en directo. Movió un poco los hombros y continuó hablando «No son unos Einstein pero para ciertos trabajillos son muy eficientes»
«Bien. CuГѓВ©ntemelo todo. Su informe tendrГѓВa que haberme llegado hace doce horas»
«Digamos que, ГѓВєltimamente, he estado un poco ocupado» replicГѓВі irГѓВіnicamente el general. «De todos modos, puedo confirmarle que su intuiciГѓВіn sobre el trabajo de la doctora Hunter era absolutamente correcta y que, gracias a su descubrimiento, he podido asistir personalmente a un acontecimiento, digamos, cuanto menos, increГѓВble»
El general hizo una pequeГѓВ±a pausa para, de este modo, aumentar un poco la curiosidad de su interlocutor, despuГѓВ©s aГѓВ±adiГѓВі «Senador, no sГѓВ© cГѓВіmo ha podido ocurrir, pero el descubrimiento por parte de nuestra doctora de la famosa ГўВЂВњcaja con el valioso contenidoГўВЂВќ, ha debido activar, de alguna manera, un sistema que ha traГѓВdo a nuestro planeta nada menos que…» se parГѓВі, consciente de que la frase que estaba a punto de pronunciar serГѓВa un poco difГѓВcil de digerir, tomГѓВі aire, y sin dudarlo, exclamГѓВі solemnemente «a una nave alienГѓВgena»
El oficial intentГѓВі mantener la mirada fija sobre la pantalla, buscando algГѓВєn signo de asombro en la cara del senador que, en cambio, ni se inmutГѓВі. Se limitГѓВі a apoyar el codo sobre el oscuro escritorio mientras se cogГѓВa el mentГѓВіn entre el pulgar y el ГѓВndice, y empezГѓВі a pellizcГѓВЎrselo levemente. Hizo esto durante algunos segundos, despuГѓВ©s dijo, sencillamente. «AsГѓВ que han vuelto»
El general no pudo evitar abrir completamente los ojos por la sorpresa.
Preston ya sabГѓВa todo sobre los alienГѓВgenasГўВЂВ¦. ¿CГѓВіmo era posible?
El senador se levantГѓВі de la cГѓВіmoda butaca y, con las manos cruzadas detrГѓВЎs de la espalda, comenzГѓВі a caminar en cГѓВrculo alrededor del escritorio. El general y los dos colaboradores que estaban a su espalda no se atrevieron a decir ni una palabra. Se limitaron a cambiar entre ellos una mirada de duda mientras esperaban pacientemente.
De repente, Preston volvió al escritorio, apoyó sobre él las dos manos y, guardando fijamente al general, dijo «Tenéis un dron. Decidme que habéis hecho una grabación de la astronave»
El general se volvió buscando una respuesta positiva por parte de aquellos dos que estaban detrás de él. El flaco esbozó una sonrisa, tomó la palabra y con el pecho lleno de orgullo afirmó satisfecho “Por supuesto, senador, y más de una. Se las enviamos enseguida”
Sin demasiados cumplimientos apartГѓВі a un lado al general y, despuГѓВ©s de teclear durante un rato con el teclado que tenГѓВa enfrente de ГѓВ©l, hizo aparecer, en un recuadro de la pantalla del senador, las filmaciones que habГѓВan tomado en el campamento de la doctora Hunter.
Preston puso los dos codos sobre el escritorio, apoyГѓВі la barbilla sobre los puГѓВ±os y se acercГѓВі lo mГѓВЎs que pudo a la pantalla para no perderse ni un fotograma de lo que estaba viendo. En primer lugar las imГѓВЎgenes nocturnas del contenedor de piedra que habГѓВan encontrado sepultado en la tierra, despuГѓВ©s las de la misteriosa esfera negra que habГѓВa dentro y el transporte de la misma a la tienda laboratorio. Luego el escenario cambiГѓВі. Era a pleno dГѓВa. En apariencia apoyada sobre cuatro haces de luz rojiza provenientes de los ГѓВЎngulos de un cuadrado imaginario dibujado sobre el terreno, una estructura circular plateada se mostraba en toda su plenitud. El conjunto parecГѓВa una especie de tronco de pirГѓВЎmide que se parecГѓВa de manera extraordinaria al Zigurat de Ur que se entreveГѓВa majestuoso al fondo.
El senador no conseguГѓВa separar los ojos de la pantalla. Cuando vio las dos figuras, de aspecto humano pero definitivamente bastantes mГѓВЎs altas que la media, aparecer desde la apertura de la estructura plateada y quedarse con las piernas abiertas sobre lo que parecГѓВa ser una plataforma de descenso, no pudo hacer otra cosas que sobresaltarse y sintiГѓВі que le daba un vuelco el corazГѓВіn.
El sueГѓВ±o que habГѓВa perseguido toda su vida se habГѓВa hecho realidad. Todos sus estudios, sus investigaciones y, sobre todo, la inmensa cantidad de dinero que habГѓВa investido en aquel proyecto estaban finalmente dando los resultados esperados. Aquellos que estaba viendo sobre la pantalla eran realmente dos alienГѓВgenas que, a bordo de una modernГѓВsima astronave, habГѓВan atravesado el espacio interplanetario para volver de nuevo a la Tierra. Ahora podrГѓВa echar en cara a los que lo habГѓВan criticado que sus cГѓВЎlculos eran totalmente exactos. El misterioso decimosegundo planeta del sistema solar existГѓВa realmente. Su ГѓВіrbita, despuГѓВ©s de 3.600 aГѓВ±os, estaba otra vez a punto de cruzarse con la terrestre y delante de ГѓВ©l estaban dos de sus habitantes, los cuales, aprovechando la transiciГѓВіn producida por el planeta, habГѓВan vuelto a visitarnos y a influir de nuevo en nuestra cultura y nuestras vidas. HabГѓВa sucedido, quiГѓВ©n sabe cuГѓВЎntas veces con anterioridad durante milenios y ahora la historia se repetГѓВa. Esta vez, sin embargo, estaba ГѓВ©l tambiГѓВ©n y no dejarГѓВa escapar esta golosa ocasiГѓВіn.
«Un óptimo trabajo» dijo sencillamente el senador volviéndose hacia los tres que lo estaban mirando con aprensión desde la pantalla. A continuación, después de hacer un giro completo a la butaca donde estaba sentado, añadió «El hecho de que usted, general, haya sido descubierto complicará un poco las cosas. No tendremos ya una persona de fiar en el interior del ELSAD pero, llegados a este punto, ya da lo mismo»
«¿Qué quiere decir, senador?»
«Ahora ya nuestro objetivo no es descubrir si las suposiciones de la doctora Hunter son o no exactas, ni tampoco la posesión del “valioso contenido”»
«Entre otras cosas porque era de todo menos valioso» susurró el gordito.
«Podemos pasar directamente a la fase dos» prosiguiГѓВі el senador haciendo como que no lo habГѓВa oГѓВdo. «Tenemos ante nosotros una tecnologГѓВa increГѓВblemente avanzada y nos la estГѓВЎn sirviendo en bandeja de plata. Todo lo que tenemos que hacer es, sencillamente, cogerla antes de que cualquier otro llegue primero que nosotros»
«Con su permiso, senador» se atreviГѓВі a contestar tГѓВmidamente el general. «Mis dos ayudantes han podido comprobar que, nuestros dos simpГѓВЎticos alienГѓВgenas, no estГѓВЎn demasiado dispuestos a colaborar»
«Digamos, mГѓВЎs bien, que nos han dado una paliza» aГѓВ±adiГѓВі el gordito mientras hacГѓВa el gesto de masajearse la rodilla.
«Puedo imaginar la estrategia que habéis utilizado» replicó el senador esbozando una ligera sonrisa. «¿Os habéis preguntado como han llegado a mantener una relación tan amigable con la doctora y el coronel Hudson?»
«A decir verdad, nos ha parecido algo muy extraño» respondió el general. «Se han comportado como si se conociesen de toda la vida»
«Yo creo, en cambio, que sencillamente se han mostrado más cordiales y amables que vosotros»
«Bueno, en efecto, no es que hayamos sido muy cuidadosos»
«Lo pasado, pasado está» sentenció el senador. «Ahora concentrémonos sobre la próxima misión. Vosotros dos, localizad al coronel y a su amiguita. No quiero que los perdáis de vista ni un minuto. Tenéis a vuestra disposición medios y fondos. No admitiré ningún error esta vez»
«¿Y ahora quiГѓВ©n le dice que aquellos dos se estГѓВЎn dando una vuelta alrededor de la Tierra?» susurrГѓВі el gordito al oГѓВdo del tipo flaco un poco antes de emitir un gemido provocado por la patada que le habГѓВa enfilado su compaГѓВ±ero en la espinilla derecha.
«Usted, general, me vendrá a recoger al aeropuerto»
«¿Va a venir hasta aqu�» preguntó estupefacto el militar.
«No me perderГѓВa este acontecimiento por nada del mundo. Si aquella es su base de aterrizaje deberГѓВЎn volver, pero esta vez les prepararemos un hermoso comitГѓВ© de bienvenida. Le darГѓВ© las instrucciones por el camino. Que tengan un buen trabajo» y acabГѓВі la conversaciГѓВіn.
El senador quedГѓВі por un instante mirando la pantalla que tenГѓВa delante que, despuГѓВ©s de la transmisiГѓВіn, estaba mostrando unas espectaculares imГѓВЎgenes del desierto de Arizona que pasaban una despuГѓВ©s de otra con lentitud. A continuaciГѓВіn, como si algo lo hubiese despertado, se puso de repente en pie, pulsГѓВі el botГѓВіn del comunicador que habГѓВa sobre el escritorio y hablГѓВі secamente hacia el micrГѓВіfono incorporado «Prepare mi aviГѓВіn y llame a mi chГѓВіfer. Quiero estar volando dentro de una hora como mГѓВЎximo.»
Astronave Theos– El regalo
«Debemos volver abajo» dijo el coronel volviГѓВ©ndose hacia los dos alienГѓВgenas. «Tengo que hacer una llamada y creo que desde aquГѓВ no serГѓВЎ posible»
«Yo no estarГѓВa tan seguro» replicГѓВі Azakis sonriendo. «Como a Petri le dГѓВ© por ponerse a ello, ni te imaginas las cosas que puede hacer» y dio una palmada sobe la espalda del compaГѓВ±ero.
«Calma, calma» replicó Petri agitando las manos en el aire. «Ante todo quiero saber lo que significa el término “llamada”»
Jack, un poco asombrado por la pregunta, aparentemente banal, si volvió hacia Elisa que, primero se encogió de hombros y luego, señalando el bolsillo del coronel, sugirió «Enséñale tu teléfono móvil, ¿no?»
RГѓВЎpidamente Jack extrajo su smartphone. Era un modelo con pantalla tГѓВЎctil un poco anticuado. Nunca le habГѓВa gustado seguir la moda absurda de comprarse siempre el ГѓВєltimo modelo. PreferГѓВa tener un instrumento que conociese bien sin tener que perder el tiempo cada dos por tres aprendiendo las funciones de uno nuevo.
«No soy un entendido» dijo Jack mientras se lo mostraba al alienГѓВgena «pero con esta cosa podemos hablar con otra persona que tenga uno similar, simplemente componiendo su nГѓВєmero sobre este teclado»
Petri cogió el teléfono y lo observó con atención. «Debe ser un sistema de transmisión bidireccional, parecido a nuestros comunicadores portátiles»
«Con la única diferencia que» añadió Elisa «cada vez que lo utilizamos nos chupan un montón de dinero»
Petri la mirГѓВі asombrado despuГѓВ©s, visto que no habГѓВa pillado la broma, decidiГѓВі no aГѓВ±adir mГѓВЎs. Se encogiГѓВі de hombros y se metiГѓВі en el modulo de transporte interno mГѓВЎs cercano donde desapareciГѓВі despuГѓВ©s de algunos segundos.
«Bien, imaginemos que consigue hacer funcionar tu telГѓВ©fono mГѓВіvil desde aquГѓВ, ¿quГѓВ© piensas hacer?» preguntГѓВі Elisa mientras intentaba recuperarse de la debilidad debida a la carencia de oxГѓВgeno y de las mil emociones que habГѓВa vivido en las ГѓВєltimas horas.
«Ante todo pensaba ponerme en contacto con el senador Preston, el superior inmediato del general Campbell. Después, sin embargo, dado que este personaje no me ha convencido nunca en absoluto, he decidido tomar otro camino para llegar hasta el presidente»
«¿Piensas que pueda estar también implicado?»
«Nunca me he fiado de esos dos. Circulan rumores que dicen que Preston estГѓВЎn relacionado con algunos traficantes de armas muy poco recomendables. No me fГѓВo de ГѓВ©l en absoluto»
«¿Por lo tanto?»
«Por lo tanto contactarГѓВ© directamente con el almirante BenjamГѓВn Wilson. Ha sido el brazo derecho del presidente durante algunos aГѓВ±os y era tambiГѓВ©n un gran amigo de mi padre.»
«¿Era?»
«Por desgracia mi padre murió hace dos años»
«¡Cuánto lo siento…!» susurró Elisa mientras le acariciaba el brazo izquierdo.
«Wilson me conoce desde que era un niño. Es una de las pocas persona en las que tengo una fe ciega»
«No sГѓВ© quГѓВ© decir. A pesar de que tengas una buena relaciГѓВіn con ГѓВ©l creo que serГѓВЎ difГѓВcil hacerle digerir una noticia como esta por telГѓВ©fono»
«PodrГѓВa mandarle unas fotos de su ciudad desde aquГѓВ arriba»
«Con nuestros sensores de corto alcance» dijo Azakis que se habГѓВa mantenido apartado hasta ahora «podrГѓВamos incluso decirle, en tiempo real, a cuГѓВЎntas pulsaciones por minuto bate su corazГѓВіn»
«No hagas bromas, por favor» exclamó Elisa reforzando su comentario con un gesto de su mano.
«¿No me crees? Espera un momento»
Azakis, mediante O^COM, hizo aparecer sobre la pantalla gigante una vista desde arriba del campamento de la doctora. En unos pocos segundos consiguiГѓВі agrandar la imagen hasta encuadrar su tienda laboratorio
«Eso que estáis viendo…»
«¡Es mi tienda!» exclamó Elisa antes de que Azakis terminase la frase.
«Justo. Ahora fГѓВjate bien.»
De repente, fue como si la cubierta de la tienda se hubiese desvanecido y se podГѓВan ver perfectamente todos los objetos que habГѓВa en su interior.
«Mi escritorio, mis librosГўВЂВ¦increГѓВble»
«Si hubiese alguien en el interior podrГѓВa incluso mostrarte el calor generado por su flujo sanguГѓВneo y por lo tanto calcular tambiГѓВ©n sus relativas pulsaciones»
Decididamente satisfecho de la demostraciГѓВіn que habГѓВa hecho el alienГѓВgena comenzГѓВі a girar por la habitaciГѓВіn a paso rГѓВЎpido.
Repentinamente, sin embargo, el coronel, que todavГѓВa no se habГѓВa repuesto de la sorpresa, tuvo como una revelaciГѓВіn y exclamГѓВі enfadado.
«¿CГѓВіmo que ГўВЂВњsi hubiese alguienГўВЂВќ? tendrГѓВa que haber alguien. ¿DГѓВіnde diablos se han metido los dos prisioneros?»
Elisa se acercó a la pantalla para mirar mejor. «Quizás los han trasladado. ¿Podemos tener una imagen completa del resto del campamento?»
«Ningún problema.»
En unos pocos segundos Azakis comenzГѓВі a mostrar una panorГѓВЎmica del campamento. Los sensores escrutaron por todas partes pero de aquellos dos no habГѓВa ni rastro.
«Han debido escapar» dijo lacónicamente el coronel. «Esto significa que nos los encontraremos en el momento menos pensado. Afortunadamente el general ha sido trasladado a un sitio seguro por mis hombres. Estos tres juntos son capaces de montarnos una buena»
«No importa» dijo Elisa. «Ahora tenemos problemas más graves de los que ocuparnos.»
Ni siquiera habГѓВa terminado la fase cuando la puerta del mГѓВіdulo de comunicaciГѓВіn interno nГѓВєmero tres se abriГѓВі. Una atractiva muchacha saliГѓВі de ГѓВ©l caminando de manera suave y sinuosa. TenГѓВa en la mano una especie de bandeja totalmente transparente sobre la cual habГѓВa apoyados algunos recipientes de colores.
«Señores» anunció con pomposidad Azakis esbozando una de sus mejores sonrisas. «Les presento a la oficial de ruta más fascinante de toda la galaxia»
Jack, al cual le caГѓВa la baba del estupor, consiguiГѓВі balbucir un sencillo ГўВЂВњbuenos dГѓВasГўВЂВќ antes de recibir un codazo asestado entre la dГѓВ©cima y la undГѓВ©cima costilla de su costado derecho.
«Bienvenidos a bordo» dijo en un inglГѓВ©s bastante forzado. «Imagino que tenГѓВ©is hambre. Os he traГѓВdo algo para comer»
«Gracias. Muy amable» replicó Elisa un poco enfurruñada mientras que con la mirada fulminaba a su novio.
La muchacha no dijo nada mГѓВЎs. ApoyГѓВі la bandeja sobre un soporte que habГѓВa a su izquierda, iluminГѓВі su cara con una esplendida sonrisa y, despuГѓВ©s de unos segundos, desapareciГѓВі de nuevo por el mismo mГѓВіdulo por el que habГѓВa llegado.
«Guapa, ¿verdad?» comentó Azakis mirando al coronel.
«¿Quién es guapa?¿de quién estáis hablando?» se apresuró a responder Jack recordando el golpe recibido anteriormente.
Azakis lanzГѓВі una sonora risotada, a continuaciГѓВіn, con un gesto de la mano, los invitГѓВі a que se sirviesen.
«¿Qué demonios es esta cosa?» murmuró Elisa mientras, de manera poco elegante, olisqueaba aquella comida.
«HГѓВgado de Nebir» se apresurГѓВі a decir el alienГѓВgena «chuleta de Hamuk y raГѓВces de Hermes cocidas, todo acompaГѓВ±ado con una bebida, digamos, ГўВЂВњenergГѓВ©tica”»
«En el restaurante Masgouf era todo diferente» comentó lacónicamente Elisa. «Sin embargo tengo un hambre de lobo y creo que probaré algo»
Cogió un pedazo de chuleta con las manos y, sin ningún problema, comenzó a roerla hasta el hueso. «¿Esta comida, por casualidad, no nos provocará un dolor de estómago impresionante, no Zak? Pruébala también tú, amor. El sabor es un poco raro pero de ninguna manera malo.»
El coronel, que estaba mirando horrorizado a Elisa mientras devoraba sin ningГѓВєn pudor toda aquella extraГѓВ±a comida que habГѓВa sobre la bandeja, se limitГѓВі a farfullar. «No, no, gracias. No tengo hambre»
Su atenciГѓВіn estaba, sin embargo, pendiente tanto de la bandeja como de los recipientes que hacГѓВan de platos. CogiГѓВі uno de ellos, de color rojo brillante, y probГѓВі su consistencia. Estaba muy frГѓВo. MГѓВЎs frГѓВo de lo que deberГѓВa estar y, no obstante, la comida que habГѓВa en su interior estaba hirviendo. Con la punta del dedo ГѓВndice tocГѓВі toda la superficie. Era increГѓВblemente lisa. No parecГѓВa ni de metal ni de plГѓВЎstico. Por otra parte, ¿cГѓВіmo habrГѓВa podido ser de plГѓВЎstico? Ellos lo usaban para otras finalidades. Otra cosa muy extraГѓВ±a era que, a pesar de la perfecta fabricaciГѓВіn de la superficie, habГѓВa una absoluta falta de reflejos. Era como si la luz fuese engullida por aquel misterioso material. AcercГѓВі la oreja a la lisa superficie y, con el nudillo del dedo medio, comenzГѓВі a dar golpes con cuidado. ParecГѓВa increГѓВble, del recipiente no salГѓВa ningГѓВєn ruido. Era como si estuviese golpeando una bola de algodГѓВіn.
«¿De qué material están hechos estos objetos?» preguntó con curiosidad. «¿Y la bandeja? Parece que es el mismo material»
Azakis, bastante sorprendido por la extraГѓВ±a pregunta, se acercГѓВі tambiГѓВ©n ГѓВ©l a la bandeja. CogiГѓВі otro recipiente, esta vez de color verde, y lo alzГѓВі a la altura de sus ojos.
«En realidad no es un tipo de “material”»
«¿En qué sentido? ¿Qué quieres decir?»
«¿Vosotros quГѓВ© utilizГѓВЎis para guardar objetos, como recipientes para la comida, los lГѓВquidos o cualquier otra cosa?»
«Bueno, en realidad, para transportar materiales habitualmente utilizamos cajas de cartГѓВіn o de madera. Para servir la comida utilizamos cazuelas metГѓВЎlicas, platos de cerГѓВЎmica y vasos de cristal, mientras que para transportar o conservar los alimentos y los lГѓВquidos utilizamos recipientes de plГѓВЎstico con las formas mГѓВЎs diversas»
«¿De plástico? ¿Estamos hablando del mismo plástico que nos interesa a nosotros?» preguntó horrorizado Azakis.
«Creo que sГѓВ» replicГѓВі con humildad el coronel. «En realidad el plГѓВЎstico se ha convertido en uno de los problemas mГѓВЎs graves con respecto a la contaminaciГѓВіn de nuestro planeta. Vosotros mismos nos habГѓВ©is dicho que habГѓВ©is encontrado ingentes cantidades por todas partes». Hizo una pequeГѓВ±a pausa y luego aГѓВ±adiГѓВі. «Es por esta razГѓВіn que vuestra oferta de poder recuperarlo todo nos ha seducido tanto. EncontrarГѓВamos de esta manera la soluciГѓВіn a un problema enorme»
«Veamos, si he comprendido bien, ¿vosotros utilizáis el plástico para fabricar recipientes y después lo desecháis sin ningún remordimiento, contaminando de esta manera cada rincón de vuestro planeta?»
«Has dado en el clavo» replicó Jack, cada vez más avergonzado.
«Es una locura, algo realmente absurdo. Os estáis envenenando a vosotros mismos.»
«Bueno, si incluyes tambiГѓВ©n todo el humo provocado por nuestros medios de transporte, por nuestras fГѓВЎbricas y por los sistemas para generar energГѓВa, hemos conseguido incluso empeorar las cosas. Por no hablar de la basura radioactiva que todavГѓВa no sabemos quГѓВ© hacer con ella»
«Sois unos locos inconscientes. Estáis destruyendo el planeta más hermoso del sistema solar. Y, por desgracia, es también culpa nuestra»
«¿Cómo que vuestra?»
«Bueno, hemos sido nosotros los que hemos modificado vuestro ADN unos cientos de miles de años atrás. Os dimos una inteligencia superior a la de otros seres de la Tierra ¿y vosotros cómo la habéis utilizado?»
«La hemos utilizado para llevar el planeta a la ruina». Jack hablaba mientras mantenГѓВa la cabeza baja, como cuando un alumno estГѓВЎ sufriendo la regaГѓВ±ina de la maestra porque no ha hecho los deberes. «Sin embargo habГѓВ©is vuelto. SГѓВіlo espero que podГѓВЎis ayudarnos para arreglar lo que hemos estropeado»
«No creo que sea tan fГѓВЎcil» dijo Azakis cada vez mГѓВЎs alterado. «Gracias al anГѓВЎlisis que ha hecho Petri sobre el estado de vuestros ocГѓВ©anos hemos podido descubrir que la cantidad de pescado que hay en ellos se ha reducido en mГѓВЎs del ochenta por ciento desde la ГѓВєltima vez que hemos estado aquГѓВ. ¿CГѓВіmo ha podido suceder?»
Jack, en este momento, hubiera querido que se lo hubiese tragado la tierra. «No hay justificaciГѓВіn posible» consiguiГѓВі decir con un hilo de voz. «Somos solo una manada de engreГѓВdos, arrogantes, presuntuosos y mediocres seres descerebrados»
Elisa, que habГѓВa escuchado en silencio todos los reproches de Azakis, engullГѓВі el ГѓВєltimo trozo de hГѓВgado de Nebir, se limpiГѓВі la boca con el dorso de la mano y, a continuaciГѓВіn, dijo tranquilamente «No todos somos asГѓВ, ¿eh?»
El alienГѓВgena la mirГѓВі sorprendido pero ella continuГѓВі con decisiГѓВіn. «Son los prepotentes de siempre los que nos han reducido a este estado. La gran mayorГѓВa de las personas normales pelea cada dГѓВa para defender el medio ambiente y todas las formas de vida que pueblan nuestro amado planeta. Es muy fГѓВЎcil llegar de un lugar a millones de kilГѓВіmetros, despuГѓВ©s de miles de aГѓВ±os y darnos lecciones de moral. ¡Nos habrГѓВ©is dado la inteligencia pero no nos habГѓВ©is dejado ni siquiera un manual de instrucciones sobre cГѓВіmo utilizarla!»
Jack la mirГѓВі y comprendiГѓВі que estaba perdidamente enamorado de aquella mujer.
Azakis se habГѓВa quedado con la boca abierta. No se esperaba una reacciГѓВіn como esta. Elisa, por el contrario, continuГѓВі imperturbable. «Si de verdad querГѓВ©is ayudarnos, deberГѓВais poner a nuestra disposiciГѓВіn todos vuestros conocimientos tecnolГѓВіgicos, mГѓВ©dicos y cientГѓВficos, y todo en el menor tiempo posible, ya que no os quedarГѓВ©is mucho tiempo en este desastre de planeta.»
«Vale, vale. No te acalores.» replicó Azakis. «Me parece que nos hemos puesto a vuestra disposición sin dudarlo ¿o no?»
«Tienes razГѓВіn. Perdona. Realmente habrГѓВais podido coger el plГѓВЎstico y regresar al lugar de donde habГѓВ©is venido sin siquiera despediros y en cambio estГѓВЎis aquГѓВ arriesgando vuestro pellejo junto a nosotros»
Elisa estaba realmente arrepentida por el pronto que habГѓВa tenido. Entonces, para desdramatizar un poco la situaciГѓВіn, dijo alegremente. «La comida era realmente buena.» a continuaciГѓВіn se acercГѓВі al alienГѓВgena y mirando hacia arriba dijo con dulzura. «PerdГѓВіname, no habrГѓВa debido actuar asГѓВ.»
«No te preocupes, te entiendo perfectamente y, para demostrarte he no te guardo rencor, te regalo esto.»
Elisa puso su mano abierta y Azakis dejГѓВі caer un pequeГѓВ±o objeto oscuro.
«Gracias. ¿Qué es?» preguntó con curiosidad.
«Es la solución a vuestros problemas con el plástico»
Nasiriya – La cena
DespuГѓВ©s de que el senador hubiese acabado bruscamente la conversaciГѓВіn, los tres hombres quedaron durante un rato mirando la pantalla que tenГѓВan enfrente, la cual mostraba dibujos abstractos multicolores que se entrecruzaban unos con otros sin parar.
«¿Y ahora qué se hace?» preguntó el tipo alto y delgado, interrumpiendo aquella especie de hipnosis colectiva.
«Creo que tengo una idea» dijo el tipo gordo. «Hace ya tiempo que no nos metemos nada en la barriga y ya comienzo a ver hamburguesas por todas partes.»
«¿Dónde crees que puedes encontrar una hamburguesa?»
«No tengo ni idea, sólo sé que si no como algo enseguida, me voy a desmayar»
«¡Pobrecito, se va a desmayar!» dijo con voz de niГѓВ±o el tipo flaco. A continuaciГѓВіn cambiГѓВі de tono. «Con todos los michelines que tienes alrededor de las caderas podrГѓВas estar un mes si comer»
«Vale. Dejad ya de decir estupideces» exclamó enfadado el general. «Debemos pensar un plan de actuación»
«Pero es que yo, con el estГѓВіmago vacГѓВo, no pienso bien» dijo con suavidad el gordito.
«Está bien» exclamó Campbell alzando las manos en señal de rendición. «Vamos a comer algo. Mientras, veremos cómo podemos actuar, de todos modos tenemos algo de tiempo antes de que llegue el senador.»
«Muy bien dicho, general» exclamó satisfecho el tipo gordo. «Conozco un lugar donde cocinan un fantástico estofado de cordero con patatas, zanahorias y guisantes, sazonado con salsa al curry»
«Bueno, debo decir que después de esta descripción tan detallada, incluso a màme ha entrado un poco de hambre» dijo el tipo flaco mientras se frotaba las manos.
«EstГѓВЎ bien, me habГѓВ©is convencido» aГѓВ±adiГѓВі el general levantГѓВЎndose de la silla. «Vamos, intentemos que no nos cojan. Aunque estoy convencido que todavГѓВa no lo han descubierto, yo, a todos los efectos, soy un fugitivo»
«¿Y nosotros no lo somos?» respondió el flaco. «Hemos huido del campamento y seguramente nos estén buscando por todas partes. De todas formas, por el momento, nos importa un pimiento.»
DespuГѓВ©s de algunos minutos un coche de color oscuro con tres personajes sospechosos en su interior corrГѓВa a todo meter en la oscuridad de la noche, por las calles medio desiertas de la ciudad, mientras levantaba una nube de polvo fina y sutil a su paso.
«Hemos llegado, este es el sitio» exclamó el tipo gordo que estaba sentado en el asiento de atrás. «Es un poco tarde pero conozco al propietario. No habrá problema.»
El tipo flaco, que era el que conducГѓВa, buscГѓВі un sitio apartado donde aparcar el coche. GirГѓВі alrededor de la rotonda, a continuaciГѓВіn se metiГѓВі debajo de una marquesina ruinosa de un cobertizo abandonado. DescendiГѓВі rГѓВЎpidamente del automГѓВіvil y, con aire circunspecto, observГѓВі con atenciГѓВіn toda la zona de alrededor. No habГѓВa nadie.
Dio una vuelta alrededor del auto, abrió la puerta del pasajero y dijo «Todo en orden, general. Podemos ir.»
El tipo gordo bajГѓВі tambiГѓВ©n del automГѓВіvil y se dirigiГѓВі a buen paso hacia la entrada principal del local. ProbГѓВі a girar el picaporte pero no sucediГѓВі nada. La puerta estaba cerrada pero todavГѓВa la luz estaba encendida en el interior. Entonces intentГѓВі espiar a travГѓВ©s del cristal pero la gruesa cortina de colores no le permitiГѓВі ver gran cosa. Sin perder mГѓВЎs tiempo comenzГѓВі a golpear enГѓВ©rgicamente la puerta y no parГѓВі hasta que no vio a un hombrecito, de pelo negro y rizado, asomar la cabeza desde detrГѓВЎs de la cortina.
«¡Que demoniosГўВЂВ¦!» habГѓВa comenzado a exclamar irritado el hombrecito, pero cuando reconociГѓВі a su corpulento amigo dejГѓВі la frase sin completar y abriГѓВі.
«¡Pero si eres tú! ¿Qué haces aquàa estas horas ¿Quiénes son estos señores??»
«Hola, viejo bribГѓВіn, ¿cГѓВіmo estГѓВЎs? Estos son dos amigos mГѓВos y estamos los tres muertos de hambre»
«El local está ya cerrado, he limpiado la cocina y estaba a punto de marcharme»
«Creo que este otro amigo te podrá convencer mejor que yo» y le puso delante de la nariz un billete de cien dólares.
«SГѓВ, la verdadГўВЂВ¦debo decir que sabes lo que haces» dijo el hombrecito cogiendo con rapidez el billete de las manos del gordito mientras lo hacГѓВa desaparecer en el bolsillo de la camisa. «Por favor, entrad» aГѓВ±adiГѓВі abriendo la puerta y haciendo una reverencia al mismo tiempo. Los tres hombres, despuГѓВ©s de dar una ojeada alrededor para comprobar que nadie los estuviese observando, entraron, uno detrГѓВЎs de otro, en el pequeГѓВ±o restaurante.
El local estaba compuesto por dos habitaciones y no parecГѓВa demasiado limpio. En la habitaciГѓВіn mГѓВЎs grande tres mesas bajas y redondas, apoyada cada una sobre una alfombra raГѓВda y de colores desvaГѓВdos, estaban rodeadas por algunos cojines asimismo bastante viejos. En la otra habitaciГѓВіn, en cambio, los muebles eran de un estilo mГѓВЎs occidental y parecГѓВa un poco mГѓВЎs ГѓВntimo. Unas amplias cortinas de colores cГѓВЎlidos recubrГѓВan las paredes. La iluminaciГѓВіn era suave y el ambiente era, decididamente, mГѓВЎs acogedor. Dos pequeГѓВ±as mesas estaban ya preparadas, listas para los clientes del dГѓВa siguiente. Sobre cada una de las mesas un mantel verde oscuro con bordados diversos, servilletas del mismo color, salvamanteles de cerГѓВЎmica con los bordes plateados, los tenedores a la izquierda, cucharas y cuchillos a la derecha y, en el centro, una larga vela amarillo oscuro sostenida por un pequeГѓВ±o candelabro de piedra negra.
«¿Podemos ir all�» preguntó el tipo gordo mientras que con la manos señalaba la habitación más pequeña.
Sin siquiera responder, el hombrecillo del pelo rizado se dirigió rápidamente hacia la sala, acercó las dos mesas, ordenó las sillas y, después de hacer una bonita reverencia y un amplio y vistoso gesto con los brazos, dijo “Por favor, señores, asàestaréis más cómodos”
Los tres se colocaron en la mesa y el gordo dijo. «Prepáranos tu especialidad y mientras tráenos tres cervezas.» A continuación, sin darle tiempo a responder, añadió. «No te pases de listo. Se que tienes distintas cajas escondidas por todas partes.»
El general esperГѓВі a que el propietario del local se metiese en la cocina, despuГѓВ©s comenzГѓВі a hablar de la conversaciГѓВіn que habГѓВan tenido poco antes. «El senador es una persona sin escrГѓВєpulos. Debemos tener mucho cuidado con ГѓВ©l. Si algo va mal, no dudarГѓВa lo mГѓВЎs mГѓВnimo a encargar a alguien que nos matase»
«Pues que bien» respondió el gordito. «Parece que todos aquànos quieren con locura»
«Intentemos hacer lo mejor posible nuestro trabajo y no sucederГѓВЎ nada» dijo el flaco que habГѓВa estado callado hasta este momento. «Conozco bien a estos tipos, si no creamos problemas y hacemos todo lo que nos ordena, todo irГѓВЎ bien y cada uno de nosotros tendrГѓВЎ su justa recompensa»
«SГѓВ, una bonita bala en medio de la frente» comentГѓВі susurrando el tipo gordo.
«Venga, no empieces con tu pesimismo. Hasta el momento todo ha transcurrido con normalidad, ¿no?»
«SГѓВ, hasta ahora.»
Mientras tanto, escondido en la cocina, el dueño del local estaba hablando en voz baja, en árabe, por teléfono. «Estoy seguro que es él»
«Me parece increГѓВble que haya ido allГѓВ sin la escolta adecuada»
«Y en compaГѓВ±ГѓВa de otros dos. A uno de ellos lo conozco muy bien y estoy seguro que forma parte de alguna extraГѓВ±a organizaciГѓВіn que podrГѓВa, de alguna manera, tener relaciГѓВіn con el.»
«¿PodrГѓВas hacerle una foto y mandГѓВЎrmela? No querrГѓВa montar un lГѓВo de mil demonios para despuГѓВ©s darme cuenta que se trata de un simple error de identidad»
«De acuerdo, veré lo que puedo hacer. Dame unos minutos»
El hombre cortГѓВі la comunicaciГѓВіn, activГѓВі la cГѓВЎmara del telГѓВ©fono mГѓВіvil, se la metiГѓВі en el bolsillo de la camisa de modo que el objetivo quedase ligeramente descubierto y, cogiendo una bandeja de aluminio, puso sobre ella tres vasos anchos. DestapГѓВі tres botellas de cerveza y puso cada una al lado de un vaso. AlzГѓВі la bandeja con la mano derecha, tomГѓВі aire y se fue hacia la mesa ocupada por los tres comensales.
«Espero que os guste esta marca» dijo mientras distribuГѓВa las bebidas. «Por desgracia no tenemos demasiada variedad. AquГѓВ las leyes con respecto al alcohol son muy rГѓВgidas»
«SГѓВ, si, no te preocupes» dijo el gordito mientras cogГѓВa una botella y la echaba llenando el vaso de espuma.
El hombre, entonces, teniendo mucho cuidado de ponerse en frente del general, cogiГѓВі el vaso, lo inclinГѓВі ligeramente y echГѓВі con cuidado casi la mitad de la botella. DespuГѓВ©s, haciendo lo mismo con la del tipo flaco, exclamГѓВі. «Se hace asГѓВ. ¿AsГѓВ que un pobre iraquГѓВ debe enseГѓВ±ar a tres americanos como se echa la cerveza, verdad?»
Una fuerte risotada surgiГѓВі de la garganta de los tres comensales que, levantando los vasos, los hicieron chocar haciendo un brindis de buena suerte.
El propietario, despuГѓВ©s de haber hecho la consabida reverencia, se fue de nuevo a la cocina. Apenas habГѓВa cruzado el umbral y, mientras se aseguraba que nadie lo estuviese observando, controlГѓВі su telГѓВ©fono mГѓВіvil para comprobar la foto que habГѓВa hecho. Las imГѓВЎgenes se movГѓВan un poco pero el careto del general Campbell se veГѓВa perfectamente. EnviГѓВі enseguida el vГѓВdeo al nГѓВєmero al que habГѓВa llamado antes y esperГѓВі pacientemente. No habГѓВa pasado ni un minuto, una ligera vibraciГѓВіn del telГѓВ©fono lo avisГѓВі de que tenГѓВa una llamada entrante.
«Es ГѓВ©l» dijo la voz al otro lado de la lГѓВnea. «Dentro de una hora, como mГѓВЎximo, estaremos allГѓВ. No los dejes marchar antes de ninguna de las maneras.»
«Acaban de llegar y todavГѓВa deben comenzar a comer. TenГѓВ©is todo el tiempo del mundo.» y colgГѓВі.
Astronave Theos – El almirante
Elisa todavГѓВa estaba observando el extraГѓВ±o objeto que Azakis le habГѓВa dejado caer en la mano cuando la puerta del modulo nГѓВєmero seis se abriГѓВі. Petri, con una expresiГѓВіn realmente resplandeciente llegГѓВі portando sobre la mano el telГѓВ©fono mГѓВіvil del coronel
«Lo conseguГѓВ» exclamГѓВі «eso espero». Se acercГѓВі rГѓВЎpidamente donde estaban los tres que se encontraban en el centro del puente de mando y continuГѓВі. «Es un sistema realmente antiguo pero creo que he conseguido comprender su funcionamiento. Me he conectado a uno de esos satГѓВ©lites que vagan alrededor del planeta sobre una ГѓВіrbita de menor altitud que la nuestra y creo que ahora serГѓВЎ posible hacer una ГўВЂВњllamadaГўВЂВќ.»
«Eres grande, amigo mГѓВo» exclamГѓВі Azakis. «No tenГѓВa ninguna duda que lo conseguirГѓВas»
«Antes de cantar victoria veamos si funciona de verdad» dijo Jack cogiendo el telГѓВ©fono mГѓВіvil de las manos del alienГѓВgena. El coronel observГѓВі con atenciГѓВіn la pantalla del aparato y a continuaciГѓВіn dijo asombrado. «IncreГѓВble, tiene las tres rayas de la cobertura.»
«Venga, prueba» sugirió Elisa ansiosa.
Jack recorrió rápidamente su agenda y encontró el número del almirante Wilson. Antes de llamar, sin embargo, le asaltó una duda. «¿Qué hora será en Washington?»
«Creo que sobre las dos y media de la tarde» respondió Elisa después de dar una ojeada a su reloj de pulsera.
«Ok, lo intentaremos.» Jack tomГѓВі un poco de aire y a continuaciГѓВіn pulsГѓВі el botГѓВіn ГўВЂВњENVIARГўВЂВќ. El telГѓВ©fono daba seГѓВ±al. IncreГѓВbleГўВЂВ¦
EsperГѓВі pacientemente y sГѓВіlo despuГѓВ©s del sГѓВ©ptimo sonido de llamada una voz ГѓВЎspera y profunda respondiГѓВі. «Almirante BenjamГѓВn Wilson, ¿con quiГѓВ©n hablo?»
«Almirante, soy el coronel Jack Hudson. ¿Me escucha bien?»
«SГѓВ, hijo, fuerte y claro. Es un placer escuchar tu voz despuГѓВ©s de tanto tiempo. ¿Va todo bien?»
«AlmiranteГўВЂВ¦ SГѓВ, sГѓВ, gracias…» Jack estaba muy nervioso y no sabГѓВa en realidad por donde comenzar. «Le molesto por una cuestiГѓВіn de la mГѓВЎxima urgencia y que es, de verdad, increГѓВble.»
«Por Dios, muchacho, no me tengas en ascuas. ¿Qué diablos está sucediendo?»
«Bueno, no es muy fГѓВЎcil de explicar. Usted se fГѓВa de mГѓВ, ¿verdad?»
«Pues claro, ¿Qué clase de pregunta es esa?»
«Lo que estoy a punto de decirle le podrГѓВa parecer absurdo, pero le puedo asegurar que es la pura verdad.»
«Jack, si no me dices enseguida algo, me va a dar un infarto.»
«De acuerdo.» El coronel hizo una pequeГѓВ±a pausa, despuГѓВ©s le contГѓВі todo de golpe. «Yo, en este momento, estoy orbitando alrededor de la Tierra. Estoy en una nave extraterrestre y tengo terribles noticias para comunicar directamente al presidente de los Estados Unidos. Usted es la ГѓВєnica persona de la que me fГѓВo y que podrГѓВa ponerme en contacto con ГѓВ©l. Le juro sobre la memoria de mi padre que no estoy bromeando.»
Trascurrieron un montón de segundos durante los cuales ningún sonido salió del altavoz del teléfono. Por un instante Jack temió que al almirante le hubiera dado un patatús. A continuación, la voz del otro lado del teléfono dijo «¿Estás realmente llamando desde allàarriba? ¿Cómo demonios lo has conseguido?»
Wilson es una persona increГѓВble. En vez de preocuparse por los alienГѓВgenas se estГѓВЎ preguntando como demonios he conseguido hacer funcionar el telГѓВ©fono mГѓВіvil desde aquГѓВГўВЂВ¦ FantГѓВЎsticoГўВЂВ¦
«Bueno, gracias a su tecnologГѓВa han conseguido hacer una especie de conexiГѓВіn con un satГѓВ©lite de comunicaciones. No se decirle nada mГѓВЎs..»
«¡AlienГѓВgenas! ¿De dГѓВіnde vienen? ¿CuГѓВЎl es esa catГѓВЎstrofe inminente? ¿Por quГѓВ© te han cogido justo a ti?»
«Almirante, es una larga historia, espero tener tiempo para contársela, pero ahora lo más importante es que usted me ponga en contacto, lo más rápido posible, con el Presidente.»
«Muchacho, tengo una fe ciega en ti pero, para hacer comprender a nuestro amado presidente una historia de este tipo, necesitaré algo más que tu llamada.»
«Lo imaginaba y tiene razГѓВіn» prosiguiГѓВі Jack. «¿Y si le dijese que usted, en este momento, estГѓВЎ sentado en una butaca de color marrГѓВіn oscuro y que tiene un ejemplar del New York Times sobre las rodillas, mis palabras resultarГѓВan mГѓВЎs convincentes?»
Petri habГѓВa conseguido determinar las coordenadas del almirante mediante la seГѓВ±al de su telГѓВ©fono, habГѓВa puesto en posiciГѓВіn la Theos justo en el cenit de la ciudad y habГѓВa activado los sensores de corto alcance apuntando directamente sobre la fuente de las emisiones.
«¡Por todos los diablos!» exclamГѓВі el almirante separando los pies y dejando caer el periГѓВіdico al suelo. «¿CГѓВіmo recontra has podido saberlo? AquГѓВ no puede haber tele cГѓВЎmaras escondidas. Mi oficina la controlan y rastrean todos los dГѓВas.»
«En realidad, el aparato con el que lo estoy observando no es una ГўВЂВњtele cГѓВЎmaraГўВЂВќ. Digamos que es un sistema de visiГѓВіn absolutamente increГѓВble. Estamos a 50.000 kilГѓВіmetros de la Tierra y podrГѓВa leer su periГѓВіdico desde aquГѓВ sin ningГѓВєn problema. PodrГѓВa incluso decirle a cuГѓВЎntas pulsaciones estГѓВЎ batiendo su corazГѓВіn.»
«Me estás tomando el pelo, ¿verdad?»
Jack mirГѓВі a Petri que enseguida cambГѓВі el modo de visualizaciГѓВіn.
El almirante aparecГѓВa como una figura rojiza con diversos matices de amarillo y gris oscuro. Sobre la pantalla, arriba a la derecha, aparecieron algunos nГѓВєmeros. Jack los leyГѓВі y continuГѓВі diciendo «Su corazГѓВіn estГѓВЎ latiendo a noventa y ocho pulsaciones por minuto y su presiГѓВіn arterial es 135/90 mmHg.»
«Eh, lo sГѓВ©, es un poco alta. Tomo algunas medicinas para tenerla bajo control pero no siempre lo consigo. Sabes, la edad…» despuГѓВ©s reflexionГѓВі un instante y exclamГѓВі. «Pero todo esto es realmente increГѓВble, me deja estupefacto. ¿Crees que podrГѓВЎs hacer lo mismo con el Presidente?»
«Creo que sГѓВ» respondiГѓВі Jack buscando apoyo con la mirada en direcciГѓВіn a Petri, que se limitГѓВі a hacer un gesto afirmativo.
«¿PodrГѓВas al menos decirme algo sobre lo que estГѓВЎ a punto de ocurrir? Dado que se han molestado desde quiГѓВ©n sabe donde para comunicГѓВЎrnoslo, debe de ser un acontecimiento realmente serio»
«Vale, me parece justo que usted lo sepa»
Elisa lo incitaba a continuar gesticulando ampliamente con las manos y haciendo extraГѓВ±as muecas con la boca.
«Su planeta se estГѓВЎ acercando velozmente al nuestro. Uno de sus satГѓВ©lites, Kodon, nos rozarГѓВЎ mГѓВЎs o menos dentro de siete dГѓВas y podrГѓВa producir una serie de alteraciones indecibles. Incluso nuestra ГѓВіrbita y tambiГѓВ©n la de la Luna se podrГѓВan resentir de este choque. Sobre nuestro planeta, olas impresionantes podrГѓВan abatirse sobre las tierras emergidas y las aguas podrГѓВan hacer desaparecer a millones y millones de personas. En conclusiГѓВіn, una catГѓВЎstrofe.»
El almirante se habГѓВa quedado sin palabras. Se dejГѓВі caer pesadamente sobre su butaca marrГѓВіn y, con un hilo de voz, consiguiГѓВі susurrar «Que me parta un rayo»
«En realidad, a estos amigos que estГѓВЎn aquГѓВ, les complacerГѓВa poner a nuestra disposiciГѓВіn un sistema que serГѓВa capaz de frenar la mayorГѓВa de los efectos nefastos pero es un mГѓВ©todo muy peligroso y que no se ha experimentado jamГѓВЎs antes. AdemГѓВЎs, aunque todo ocurra de la mejor manera posible, no conseguiremos superar el acontecimiento indemnes. Una parte de la influencia planetaria, aunque pequeГѓВ±a, no podrГѓВЎ ser contenida, por desgracia. Por lo tanto, deberemos organizarnos para reducir los daГѓВ±os y las pГѓВ©rdidas al mГѓВnimo.»
«Muchacho» respondiГѓВі con suavidad el almirante. «Creo que el Presidente deberГѓВa saber inmediatamente todo lo que me has contado. SГѓВіlo espero, por nuestro bien, que esto no sea una broma, porque ninguno de los dos sobrevivirГѓВa aunque, en mi interior, creo que sГѓВ es verdad. QuizГѓВЎs me he quedado dormido en la butaca y dentro de un rato me despertarГѓВ© y me darГѓВ© cuenta que esto no es nada mГѓВЎs que una pesadilla..»
«Incluso a mГѓВ me gustarГѓВa que fuese asГѓВ, almirante. Por desgracia esto no es un mal sueГѓВ±o sino la pura y cruda verdad. ConfГѓВo en usted para hacer llegar esta noticia al Presidente.»
«Ok. Dame un poco de tiempo para encontrar la forma apropiada de hacerlo. ¿Cómo me puedo poner en contacto contigo?»
«Pienso que lo podrГѓВЎ hacer con sГѓВіlo rellamar a este nГѓВєmero» dijo Jack mientras volvГѓВa la mirada hacia Petri que, con una expresiГѓВіn un poco titubeante, alzГѓВі los hombros. «DeberГѓВa funcionar» continuГѓВі Jack. «De todos modos, si no lo hace dentro de una hora le llamo yo, ¿ok?»
«De acuerdo. Hasta luego.»
«Se lo agradezco infinitamente» dijo el coronel y acabГѓВі la conversaciГѓВіn. QuedГѓВі durante unos minutos inmГѓВіvil con la mirada perdida en el vacГѓВo, a continuaciГѓВіn, volviГѓВ©ndose hacia los tres que estaban pendientes de sus palabras, dijo tranquilamente «Nos ayudarГѓВЎ.»
«Esperemos que sea asГѓВ» replicГѓВі un poco titubeante Elisa. «No creo que sea fГѓВЎcil convencer al Presidente que esto no sea una tomadura de pelo.»
«Sólo él puede llevar a cabo una empresa de este tipo. Démosle un poco de tiempo.» después, volviéndose hacia Petri, dijo «Con tus sensores o cualquier otro artefacto del demonio que quieras utilizar intenta mostrar un bonito espectáculo. Deberemos asombrarlo con algo realmente excepcional y que sea capaz de dejar a todos con la boca abierta.»
«Yo me encargo» dijo Petri con una sonrisa sardónica. «La verdad es que efectos especiales no nos faltan»
«Si quieres puedo indicarte la posición exacta de la Casa Blanca, la residencia oficial del presidente de los Estados Unidos de América, y también la del Pentágono, que es la sede del cuartel general del Departamento de Defensa.»
«Muy bien» dijo Elisa acercГѓВЎndose a Azakis «mientras vosotros dos os divertГѓВs atemorizando a los pobrecitos habitantes de la Tierra, te agradecerГѓВa que me explicases que es esta extraГѓВ±a cosa que me has dado antes.»
«Como te decГѓВa, pienso que pueda ser la soluciГѓВіn a todos vuestros problemas con los residuos»
«No me dirás ahora que bastará que lo encienda para hacer desaparecer todo el plástico que hay por ahàdisperso, ¿verdad?»
«Por desgracia no hemos inventado todavГѓВa nada parecido pero esto podrГѓВa ayudaros a sustituirlo»
«Soy toda oГѓВdos» y se lo dio.
«Este pequeГѓВ±o objeto no es otra cosa que un mini generador de campo de fuerza. Gracias a una sencillГѓВsima programaciГѓВіn es capaz de tomar la forma del objeto que se desea.»
«No lo entiendo»
«Ahora mismo te hago una demostraciГѓВіn. Abre la mano.» Azakis apretГѓВі con delicadeza el pequeГѓВ±o y oscuro rectГѓВЎngulo entre el pulgar y el ГѓВndice y se lo apoyГѓВі sobre la mano abierta. No habГѓВa pasado ni un segundo cuando, por encanto, una hermosГѓВsima maceta de mil y variados colores se materializГѓВі en la mano.
«Pero ¡qué diablos…!» Elisa, atemorizada, retrajo instintivamente la mano y dejó que la maceta cayese a tierra mientras rebotaba de aquàpara allá, pero sin romperse y, sobre todo, sin emitir ningún ruido.
«Perdona» consiguió susurrar Elisa apenada. «Realmente no me lo esperaba» y se inclinó para recogerla.
La cogiГѓВі, la levantГѓВі sobre la cabeza y comenzГѓВі a observarla desde todos los ГѓВЎngulos. A pesar de que la superficie era totalmente lisa no parecГѓВa que la luz se reflejase en ella de ninguna manera. Al contacto el objeto estaba mГѓВЎs frГѓВo de lo que se esperaba y no parecГѓВa que estuviese hecho de un material que ella conociese.
«Esta cosa es absolutamente increГѓВble. ¿CГѓВіmo lo habГѓВ©is conseguido?»
«Todo el mérito es suyo» respondió Azakis indicando el pequeño objeto negro que estaba incrustado en el fondo de la maceta. «Es eso lo que está generando un campo de fuerza con la forma que ves.»
«¿Lo podrГѓВas hacer con forma de botella?»
«Por supuesto» respondiГѓВі Azakis con una sonrisa. «Observa» y mientras lo decГѓВa apoyГѓВі la yema del dedo ГѓВndice sobre el pequeГѓВ±o rectГѓВЎngulo y la maceta desapareciГѓВі. Lo estrujГѓВі de nuevo apoyando sobre ГѓВ©l el pulgar y una elegante botella de color azul cobalto, de cuello largo y sutil, apareciГѓВі de la nada.
Elisa quedó con la boca abierta y tardó algo de tiempo en recuperarse de la impresión. A continuación, sin sacar los ojos del objeto, dijo con voz quebrada por la emoción «Ven Jack, esto no puedes perdértelo.»
El coronel, que ya habГѓВa dado a Petri todas las indicaciones para identificar los dos objetivos, se volviГѓВі hacia ella y, con paso tranquilo, se le acercГѓВі. MirГѓВі distraГѓВdamente el objeto que Azakis tenГѓВa en la mano y, con aire cansado, dijo «¿Una botella? ¿QuГѓВ© es tan interesante de ver?»
«SГѓВ, claro, una botella» replicГѓВі refunfuГѓВ±ando Elisa. «SГѓВіlo que hace unos segundos era una hermosa maceta de colores.»
«¡Venga ya! No me tomes el pelo.»
«Zak, demuéstraselo.»
El alienГѓВgena realizГѓВі la misma sencilla operaciГѓВіn de antes y esta vez, entre sus manos, apareciГѓВі una enorme esfera negra como la pez.
«¡Madre de Dios!» exclamó el coronel dando un salto hacia atrás.
«Esto sabes lo que es, ¿no?» dijo Azakis mientras abrazaba aquella bola de casi un metro de diámetro.
«SГѓВ, sГѓВ» exclamГѓВі la doctora toda nerviosa. «Es idГѓВ©ntica a aquella que hemos encontrado sepultada en el campamento, dentro de la misteriosa caja de piedra.»
«HabГѓВa tambiГѓВ©n otras tres» aГѓВ±adiГѓВі el coronel «que sirvieron luego para el aterrizaje de la nave espacial.»
«Justo.» confirmГѓВі Azakis. «Las habГѓВamos dejado nosotros la ГѓВєltima vez y nos han servido como referencia para la recuperaciГѓВіn del cargamento de plГѓВЎstico.»
«¡Guau!» exclamó Elisa. «Todo se está aclarando poco a poco.»
«Perdona, una pregunta estГѓВєpida» dijo Jack volviГѓВ©ndose hacia el alienГѓВgena. «Si quisiГѓВ©ramos usar estas cosas como recipientes, por ejemplo para el agua, tendrГѓВamos que inventar un sistema prГѓВЎctico de cierre y apertura. ¿CГѓВіmo se podrГѓВa hacer?»
«Muy sencillo. Se usa otro y se hace con forma de tapón»
«Mira que soy memo. No lo habГѓВa pensado.» exclamГѓВі Jack dГѓВЎndose un golpe en la frente.
«¿Cómo llamáis a estas cosas?» preguntó Elisa con curiosidad.
«Su nombre en nuestro planeta es Shani» respondiГѓВі Azakis mientras hacГѓВa desaparecer de nuevo la esfera y la sustituГѓВa el rectangulito oscuro.
«Entonces esto es un pequeño Shani.» dijo Elisa sonriendo mientras que, teniéndolo entre las manos, lo observaba con atención. «¿Puedo intentar yo construir algo?»
«Bueno, no es tan sencillo. Yo lo consigo porque, para su programaciГѓВіn en tiempo real, utilizo mi implante N^COM. Por lo tanto, o te pongo uno a ti o utilizasГўВЂВ¦.» se interrumpiГѓВі y se puso a revolver en un pequeГѓВ±o cajГѓВіn al lado de la consola. DespuГѓВ©s de algunos segundos extrajo de ГѓВ©l una especie de casco muy similar al que habГѓВan utilizado antes para respirar y, poniГѓВ©ndoselo, terminГѓВі la frase diciendo «esto»
«¿Me lo debo poner en la cabeza?» preguntó Elisa dudando.
«Exacto.»
«¿No me va a freГѓВr el cerebro esta cosa, verdad?»
Azakis sonriГѓВі. La cogiГѓВі delicadamente de las manos y la ayudГѓВі a ponГѓВ©rselo correctamente.
«¿Y ahora?»
«Coge el Shani entre los dedos y piensa en un objeto cualquiera. No te preocupes por las dimensiones. Está programado para no transformarse en nada que sea mayor de un metro cúbico.»
Ella cerrГѓВі los ojos y se concentrГѓВі. DespuГѓВ©s de unos segundos, un fantГѓВЎstico candelabro plateado de tres brazos se materializГѓВі entre sus manos.
«¡Dios mГѓВo!» exclamГѓВі estupefacta. «Es absurdo. Es increГѓВble.» Elisa no conseguГѓВa contener su emociГѓВіn. Giraba y volvГѓВa a girar el objeto entre las manos analizГѓВЎndolo en todos sus detalles. «Es exactamente como lo habГѓВa imaginado. No es posible, estoy soГѓВ±ando.»
Nasiriya – La emboscada
Dos enormes jeeps descapotables, provenientes de la parte norte de la ciudad, cada uno de ellos con tres personas a bordo, detuvieron su carrera al encontrarse con el semГѓВЎforo en rojo de un cruce aparentemente desierto. Esperaron pacientemente la luz verde y despuГѓВ©s continuaron lentamente durante una veintena de metros hasta llegar a la entrada de un viejo garaje abandonado.
Del primero de los jeeps descendiГѓВі un individuo realmente corpulento que, armado con una vieja cizalla, se aproximГѓВі con aire circunspecto a la entrada y cortГѓВі el cable de metal oxidado que mantenГѓВa cerrada la puerta. Justo detrГѓВЎs de ГѓВ©l, otro hombre, que habГѓВa bajado del segundo jeep, lo alcanzГѓВі. TambiГѓВ©n ГѓВ©l era un tipo bien plantado. Uniendo las fuerzas intentaron sacar el viejo panel que hacГѓВa las veces de puerta. Debieron trabajar duro durante unos instantes hasta que, con un siniestro chirrido metГѓВЎlico, el panel se moviГѓВі. Lo apartaron a un lado con decisiГѓВіn hasta abrir completamente la entrada.
Los conductores de ambos jeeps, que estaban esperando con los motores al ralentГѓВ, uno detrГѓВЎs del otro, mientras dejaban a sus espaldas una nube de humo negro, fueron hacia el garaje y apagaron los motores.
«Vamos» dijo aquel que parecГѓВa ser el jefe, mientras saltaba del jeep seguido por los otros tres. Los dos que se habГѓВan quedado en la entrada se unieron al grupo de tres, los seis, con los cuerpos inclinados, se dirigieron hacia la entrada principal del restaurante.
«Vosotros tres, por detrás» ordenó el jefe.
Todos los componentes del pequeГѓВ±o equipo de asalto estaban equipados con fusiles AK-47 y, colgando de los cinturones de un par de ellos se podГѓВan ver las tГѓВpicas fundas curvas de los cuchillos ГѓВЎrabes Janbiya. No eran unos puГѓВ±ales muy largos pero sus hojas afiladas en ambos lados hacГѓВan que estuviesen, sin duda, entre las armas blancas mГѓВЎs mortГѓВferas.
El propietario del restaurante, consciente que de un momento a otro llegarГѓВan sus compaГѓВ±eros, se movГѓВa sin parar entre la sala y la entrada de atrГѓВЎs, desde donde espiaba el exterior para controlar eventuales movimientos sospechosos. Su nerviosismo no pasГѓВі desapercibido para el general que, como viejo zorro que era, empezГѓВі a intuir que algo no iba bien. Con la excusa de coger la botella de cerveza se acercГѓВі a la oreja del tipo gordo y susurrГѓВі «¿No te parece que tu amigo estГѓВЎ un poco nervioso?»
«A decir verdad ya me habГѓВa dado cuenta» replicГѓВі el gordito, tambiГѓВ©n en voz baja.
«¿Desde hace cuánto tiempo que lo conoces? ¿No nos estará organizando alguna sorpresita?»
«No creo…. Siempre ha sido una tipo de fiar.»
«Puede.» dijo el general levantГѓВЎndose rГѓВЎpidamente de la silla «pero yo no me fio para nada. VayГѓВЎmonos de aquГѓВ, ya.»
Los otros dos se miraron un momento perplejos, a continuaciГѓВіn se levantaron tambiГѓВ©n y se dirigieron con rapidez hacia el propietario.
«Gracias por todo» dijo el tipo gordo «pero tenemos que irnos ya» y le metió otro billete de cien dólares en el bolsillo de la camisa.
«Pero si todavГѓВa no os he traГѓВdo el postre» replicГѓВі el hombre con el pelo rizado.
«Mejor, estoy a dieta» respondiГѓВі el gordo y se encaminГѓВі velozmente hacia la puerta. EspiГѓВі desde detrГѓВЎs de la cortina y, no viendo nada de extraГѓВ±o, hizo una seГѓВ±al a los otros para que lo siguiesen. Ni siquiera habГѓВa acabado de atravesar el umbral que, por el rabillo del ojo, se dio cuenta de los tres matones que se acercaban desde su derecha.
«Bastardo» consiguió tan sólo gritar antes que, el más cercano a él, en un inglés muy malo, lo intimidase para que se parase. Por toda respuesta, desenganchó del cinturón una granada aturdidora y volviéndose hacia sus compañeros gritó «¡Flashbang!»
Los dos cerraron inmediatamente los ojos y se taparon las orejas. Un relГѓВЎmpago cegador, seguido de un tremendo ruido, rompiГѓВі la quietud de la noche. Los tres asaltantes, cogidos por sorpresa por la reacciГѓВіn del gordito, quedaron durante unos segundos aturdidos debido a la explosiГѓВіn, la ceguera producida por la granada les impidiГѓВі ver a los tres americanos mientras, con un ГѓВmpetu digno de una final de los cien metros lisos, escapaban en direcciГѓВіn a su automГѓВіvil.
«¡Fuego!» gritó el jefe de los agresores.
Una rГѓВЎfaga de AK-47 partiГѓВі en direcciГѓВіn de los fugitivos pero, dado que el efecto de la granada aturdidora no se habГѓВa desvanecido, se perdiГѓВі por encima de sus cabezas.
«Venga, venga» gritГѓВі el tipo delgado mientras, habiendo extraГѓВdo su Beretta M9 de la funda debajo del sobaco, respondГѓВa a los disparos. Mientras sus dos amigos lo protegГѓВan con sus disparos se metiГѓВі en el coche. Otra rГѓВЎfaga, proveniente de sus espaldas, provocГѓВі una serie de agujeros desordenados en la pared de metal del cobertizo que habГѓВa enfrente de ГѓВ©l.
Mientras tanto, los tres agresores que provenГѓВan de la parte de atrГѓВЎs desembocaron en la puerta principal del restaurante y se unieron al fuego de sus compaГѓВ±eros. Su punterГѓВa era mucho mejor. Un proyectil dio en el espejo retrovisor izquierdo que acabГѓВі hecho mil pedazos.
«¡Maldición!» exclamó el tipo delgado mientras, bajando instintivamente la cabeza, intentaba poner en marcha el coche.
«¡General, suba!» gritó el gordito mientras disparaba otra ráfaga en dirección a los asaltantes.
Con la agilidad de un chaval, Campbell se tirГѓВі sobre el asiento de atrГѓВЎs justo mientras una bala le rozaba la pierna izquierda y se incrustaba en la puerta abierta. Con un movimiento rГѓВЎpido, desenganchГѓВі el asiento posterior y consiguiГѓВі acceder al portaequipajes. NotГѓВі enseguida una serie de granadas dispuestas en fila en el interior de un contenedor de poliestireno. No se lo pensГѓВі ni un segundo. CogiГѓВі una de ellas y, despuГѓВ©s de sacar la espoleta, la lanzГѓВі en direcciГѓВіn de los asaltantes.
«¡Granada!» gritó y se echó sobre el asiento.
Mientras una nueva rГѓВЎfaga de AK-47 rompГѓВa el parabrisas y destruГѓВa la luz intermitente trasera derecha, la granada de mano rodГѓВі tranquilamente en medio del grupo de los agresores que, conscientes del peligro inminente, se echaron a tierra aplastГѓВЎndose el mГѓВЎximo posible. La bomba explotГѓВі con un sonido ensordecedor y un resplandor deslumbrante rompiГѓВі la oscuridad de la noche.
El tipo gordo, aprovechando la acción sorprendente del general, corrió hacia el lado del pasajero, subió a bordo y, quedando con una pierna por fuera, gritó «¡Vamos, vamos!»
El flaco pisГѓВі a fondo el acelerador y el automГѓВіvil, con un gran chirrido de neumГѓВЎticos, arrancГѓВі hacia delante en direcciГѓВіn a la vieja puerta del cobertizo abandonado. La masa del vehГѓВculo lanzado a la carrera saliГѓВі ganando a la plancha oxidada del panel, que cayГѓВі pesadamente hacia el interior. El coche prosiguiГѓВі su loca carrera destruyendo todo aquello que encontraba a su paso. Viejas macetas de cerГѓВЎmica, cajas de madera podridas, sillas e incluso dos viejas lГѓВЎmparas, fueron arrolladas y tiradas por los aires, levantando una enorme polvareda de arena y detritos. El flaco que estaba conduciendo intentaba esquivar el mayor nГѓВєmero de cosas posibles usando todo el peso de su cuerpo para girar el volante a derecha e izquierda pero, a pesar de todos sus esfuerzos, no consiguiГѓВі evitar la columna central de madera medio marchita que sostenГѓВa toda la cubierta, seccionГѓВЎndola de cuajo. El cobertizo temblГѓВі, luego un estremecimiento, despuГѓВ©s, como si una enorme roca le hubiese caГѓВdo sobre el techo, se plegГѓВі literalmente sobre si mismo. Todo esto ocurriГѓВі exactamente en el momento en que los tres, despuГѓВ©s de haber desfondado incluso la pared de atrГѓВЎs, salГѓВan disparados del viejo garaje, seguidos por un espantoso ruido y una enorme polvareda oscura. El auto, ahora ya sin control, cayГѓВі sobre un montГѓВіn de inmundicia dejada sobre el borde de la carretera y quedГѓВі bloqueado.
«¡Maldita sea!» exclamГѓВі el general que ya se habГѓВa dado unas cuantas veces con la cabeza en el apoyabrazos de la puerta. «¿Pero a ti quiГѓВ©n te ha enseГѓВ±ado a conducir?»
Por toda respuesta, el flaco pisГѓВі a fondo de nuevo el acelerador e intentГѓВі pasar entre la basura. Diversos trapos de colores se enredaron entre las ruedas y un viejo televisor quedГѓВі enganchado en el parachoques de atrГѓВЎs. Tuvieron que navegar entre la basura todavГѓВa un buen rato antes de alcanzar el borde de la carretera. Con un ruido sordo el auto se bajГѓВі de la acera y los tres se encontraron en la carretera principal en direcciГѓВіn este.
«¿Quiénes eran essos?» preguntó el gordito mientras se colocaba sobre el asiento e intentaba cerrar la puerta.
«DeberГѓВas preguntГѓВЎrselo a tu amiguito el del restaurante» replicГѓВі secamente el tipo flaco.
«Como se me ponga a tiro le hago engullir todo el menaje, cazuelas incluidas.»
«¿QuГѓВ© mГѓВЎs da, amigo mГѓВo? Hace tiempo que tendrГѓВas que haber comprendido que aquГѓВ no te puedes fiar de nadie.» Y mientras giraba en una pequeГѓВ±a calle a su derecha, aГѓВ±adiГѓВі «Al menos hemos podido comer algo.»
El automГѓВіvil oscuro se encaminГѓВі rugiendo hacia la oscuridad de la noche, dejando, sin embargo, detrГѓВЎs de si, una anГѓВіmala estela de lГѓВquido sin identificar.
Astronave Theos – El Presidente
«¿DГѓВіnde consigues la energГѓВa para crear un campo de fuerza tan potente?» preguntГѓВі con curiosidad el coronel mientras observaba el candelabro apenas fabricado.
«La energГѓВa estГѓВЎ por todas partes, en cada lugar del universo» replicГѓВі Azakis. «Todo aquello que lo compone estГѓВЎ hecho de materia y la materia no es otra cosa que una forma de energГѓВa y viceversa. Incluso los seres vivos no son otra cosa que formas simples de energГѓВa y de materia.»
«Estamos hechos con la misma materia de las estrellas» susurró Elisa fascinada, recordando una vieja cita de alguien del cual en estos momentos no recordaba el nombre.
«En cuanto a esto, estoy de acuerdo, pero de aquàa poder aprovecharla de esta manera… va un mundo»
Estaba a punto de pedir mГѓВЎs aclaraciones cuando una musiquilla de blues, proveniente de su telГѓВ©fono mГѓВіvil, lo interrumpiГѓВі.
«¿Y ahora quiГѓВ©n diablos serГѓВЎ?» dijo en voz alta mientras leГѓВa el nombre del que llamaba ГўВЂВњCamp Adder - PrisiГѓВіnГўВЂВќ.
«Coronel Hudson» se oyó secamente al micrófono.
«Coronel, por fin»
Jack reconociГѓВі inmediatamente el vozarrГѓВіn del sargento negro que le habГѓВa acompaГѓВ±ado en tantas misiones. «Sargento, ¿quГѓВ© sucede?»
«Lo busco desde hace horas. ¿Dónde se encuentra?»
«EsteГўВЂВ¦podemos decir que estoy ГўВЂВњgirando como una peonzaГўВЂВќ. De todos modos, dГѓВgame sargento, ¿cuГѓВЎl es el problema?»
«SГѓВіlo querГѓВa decirle que su peticiГѓВіn de traslado del general se ha llevado a cabo sin problemas.»
«¿Petición de traslado del general? ¿De qué demonios está hablando?»
«Tengo delante de màuna orden escrita, firmada de su puño y letra, que autoriza al general Richard Wright y al coronel Oliver Morris a llevarse al general Campbell para ser transferido a un lugar top secret. He verificado la firma y es la suya.»
«Yo no he autorizado nunca una cosa parecida». El coronel hizo una pequeña pausa y luego dijo. «¿Y entonces dónde está ahora el general?»
«No tengo ni idea, señor. Está custodiado por los oficiales de los que le he hablado»
«Maldito sea, ha conseguido escapar.» a continuaciГѓВіn tuvo una intuiciГѓВіn y dijo. «Sargento, ¿podrГѓВa describirme a los dos militares que se lo han llevado?»
«Claro. Uno era alto y delgado mientras que el otro era mГѓВЎs bajo y con un evidente sobre peso. TenГѓВan…»
«Vale, sargento, nada más. He comprendido. Gracias.»
«Espero no haber metido la pata.»
«No se preocupe. No ha sido culpa suya» y cortó la conversación.
«¿Qué ha ocurrido?» preguntó preocupada Elisa.
«Los dos que te habГѓВan asaltado y que habГѓВamos capturado han conseguido escapar y han conseguido tambiГѓВ©n ayudar a evadirse al bastardo del general Campbell.»
«Lo siento, querido, lo siento de veras pero no te preocupes tanto. Tenemos problemas más importantes de los que ocuparnos ahora, ¿no?»
«Tienes razГѓВіn.» Mientras hablaba asГѓВ le quitГѓВі de la mano el candelabro y, mostrГѓВЎndoselo a Azakis, le preguntГѓВі «¿DГѓВіnde habГѓВamos quedado?»
«La fuente de energГѓВa»
«SГѓВ, es verdad. En resumen, ¿cГѓВіmo demonios funciona esto?»
«No es tan sencillo de explicar, de todos modos podemos decir que consigue absorber la energГѓВa que lo rodea y darle la forma para la cual ha sido programado.»
«Pero» dijo Jack perplejo. «No es que haya comprendido gran cosa. El hecho es que funciona y lo hace estupendamente. ¿Piensas que esta tecnologГѓВa podrГѓВa desarrollarse tambiГѓВ©n en la Tierra?»
«Realmente sГѓВ. No veo ningГѓВєn problema. HablarГѓВ© con Petri, cuando llegue el momento, para que os pase toda la informaciГѓВіn necesaria.»
«FantГѓВЎstico. Pienso en las caras que pondrГѓВЎn nuestros cientГѓВficos ante una revelaciГѓВіn semejante. En la actualidad no conseguimos producir una cantidad estimable de energГѓВa a no ser de los combustibles fГѓВіsiles o de las centrales nucleares. Creo que vuestra visita revolucionarГѓВЎ unas cuantas cosas en nuestro planeta.»
«Como siempre ha sucedido» añadió Azakis con una sonrisa.
«Si no recuerdo mal» dijo Elisa metiГѓВ©ndose en la discusiГѓВіn «¿no fue un cientГѓВfico llamado Nikola Tesla
, que vivГѓВі entre 1800 y 1900 que imaginГѓВі una forma de energГѓВa que se extendГѓВa por todo el cosmos?»
«¡Guau!» replicó Jack asombrado. «No pensaba que fueses una experta en la materia.»
«Son tantas las cosas que debes todavГѓВa descubrir sobre mГѓВ, querido.» y con aire desenvuelto se pasГѓВі una mano por sus largos cabellos.
«En realidad» continuГѓВі Jack «Tesla hizo muchГѓВsimo mГѓВЎs. Aparte de realizar un montГѓВіn de inventos que aГѓВєn ahora utilizamos, teorizГѓВі sobre la posibilidad de utilizar lo que ГѓВ©l llamaba ГўВЂВњГѓВ©terГўВЂВќ como una fuente de energГѓВa infinita. Dicha sustancia, que estГѓВЎ difundida por todo el universo, si fuese estimulada de la manera adecuada podrГѓВa administrar energГѓВa en cualquier parte y en cualquier momento.» Complacido por el hecho de que su amada lo estaba observando con creciente admiraciГѓВіn, continuГѓВі orgulloso su exposiciГѓВіn. «Este hombre estudioso, despuГѓВ©s de haber peleado con la hipocresГѓВa y la avaricia de los poderosos de su ГѓВ©poca, afirmГѓВі que la humanidad no estaba todavГѓВa preparada para un desarrollo de este tipo y abandonГѓВі el proyecto mientras hacГѓВa desaparecer todo rastro del mismo. SГѓВіlo hoy, despuГѓВ©s de mГѓВЎs de cien aГѓВ±os, nuestros cientГѓВficos han comenzado a teorizar sobre la presencia de una sustancia que llaman materia oscura que conformarГѓВa mГѓВЎs del 70% de la densidad del universo.»
«Estoy impresionada» exclamó la doctora mientras lo miraba asombrada. «Ni siquiera yo imaginaba que fueses un erudito en esta materia.»
«Son tantas las cosas que debes descubrir todavГѓВa sobre mГѓВ, querida» replicГѓВі Jack con la misma broma y con el mismo gesto, aunque realmente sus cabellos eran demasiado cortos para obtener el efecto que buscaba.
«Quizás estamos hablando de lo mismo.» dijo Azakis complacido.
«EnergГѓВa ilimitada, a disposiciГѓВіn de todos, por todas partes del universo y a un costo ceroГўВЂВ¦ increГѓВble.» Jack estaba absorto en la valoraciГѓВіn de todas las posibles implicaciones de esta nueva y perturbadora revelaciГѓВіn cuando su telГѓВ©fono mГѓВіvil comenzГѓВі a sonar con la misma musiquilla de antes.
«¿Y ahora quiГѓВ©n demonios serГѓВЎ?» exclamГѓВі un poco molesto. A continuaciГѓВіn leyГѓВі el nombre del emisor de la llamada y su rostro se iluminГѓВі. «Almirante, no creГѓВa que le iba a escuchar tan pronto.»
«Muchacho, he conseguido ponerme en contacto con el Presidente y le he explicado la situaciГѓВіn. Ahora estГѓВЎ justo delante de mГѓВ. Si quieres te lo paso.»
«¡Pues claro, faltarГѓВa mГѓВЎs!» respondiГѓВі un poco embarazado mientras que, gesticulando, le mostraba a Petri el telГѓВ©fono mГѓВіvil. Pasaron algunos segundos y una voz tranquila y profunda se escuchГѓВі desde el telГѓВ©fono. «¿Coronel Jack Hudson?»
«SГѓВ seГѓВ±or Presidente, soy yo. A sus ГѓВіrdenes.» al responder no pudo resistirse a ponerse en posiciГѓВіn de firmes, provocando una tГѓВmida sonrisa en Elisa.
«SeГѓВ±or coronel, sГѓВіlo el respeto y la confianza que siento por el almirante Wilson ha hecho posible esta llamada. Aquello que me ha contado es tan absurdo que incluso podrГѓВa ser verdad.»
«Presidente, querrГѓВa que apuntase el primer telescopio que estГѓВ© disponible a las coordenadas que le voy a enviar.»
Petri, que se habГѓВa ya encargado de posicionar la Theos sobre un paralelo mГѓВЎs cercano al norte, de manera que se pudiese ver una zona de la Tierra que todavГѓВa estaba a oscuras, hizo aparecer sobre la pantalla gigante una serie de nГѓВєmeros. Jack, a toda velocidad, los escribiГѓВі en el telГѓВ©fono mГѓВіvil y los enviГѓВі. «Esta es la posiciГѓВіn actual de nuestra astronave. No creo que sus tГѓВ©cnicos tengan muchos problemas para encontrarnos.»
El Presidente hizo un gesto a su asistente mГѓВЎs alto y robusto que se encontraba en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Le mostrГѓВі los nГѓВєmeros que habГѓВan aparecido sobre el telГѓВ©fono mГѓВіvil y susurrГѓВі algo al oГѓВdo. El hombre, que vestГѓВa un traje negro, una camisa blanquГѓВsima y una corbata gris a rayas de color claro, se acercГѓВі la muГѓВ±eca a la boca e impartiГѓВі una serie de ГѓВіrdenes.
«Presidente» continuó Jack. «La situación es bastante seria. Nuestro planeta está a punto de verse envuelto en un cataclismo de proporciones gigantescas, con la ayuda de estas personas que han venido desde tan lejos podremos hacer algo para evitarlo. Entiendo perfectamente todas sus dudas pero están realmente aquày se lo puedo demostrar.»
Petri activГѓВі los sensores de corto alcance sobre las coordenadas que le habГѓВa indicado anteriormente el coronel y sobre la pantalla del puente de mando apareciГѓВі una panorГѓВЎmica desde arriba del Despacho Oval.
«Señor, en este momento usted tiene la mano derecha apoyada sobre el escritorio, a su lado está el almirante y hay otras dos personas en la habitación.»
El Presidente miró instintivamente a su alrededor intentando descubrir al intruso que lo estaba espiando. Dudó un momento, después dijo desconcertado «Es absurdo. ¿Cómo ha podido saber estas cosas?»
«Simplemente, le estoy observando.»
«Es absolutamente imposible. No existe nada capaz de penetrar el blindaje de esta habitación.»
«Nada que sea terrestre, Presidente» lo corrigiГѓВі Jack. A continuaciГѓВіn Petri se le acercГѓВі y le susurrГѓВі algo en el oГѓВdo. El coronel abriГѓВі los ojos desmesuradamente, a continuaciГѓВіn, con tono decidido, dijo. «Creo que esto no lo puede hacer ninguna otra tecnologГѓВa.»
No habГѓВa terminado de decir la frase que el histГѓВіrico escritorio del siglo XIX, conocido como el escritorio Resolute, comenzГѓВі poco a poco a levantarse. El Presidente pegГѓВі un salto hacia atrГѓВЎs y mirГѓВі estupefacto en direcciГѓВіn del almirante que le respondiГѓВі con una mirada igualmente asombrada.
«El escritorio está flotando» exclamó. «Es como si la fuerza de gravedad no tuviese ningún efecto sobre ella.»
El otro hombre que estaba en la habitaciГѓВіn, un poco mГѓВЎs bajo que el anterior pero tambiГѓВ©n muy macizo, extrajo instintivamente la pistola de la funda escondida debajo de la axila para proteger a su jefe. MirГѓВі rГѓВЎpidamente a derecha y a izquierda intentando descubrir una sombra, pero no vio nada sospechoso.
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